Hoy hace 50 años se estrenó El padrino, de Francis Ford Coppola, obra maestra del cine. La película ha dejado escenas para la historia delante y detrás de las cámaras. Las fotos del rodaje muestran los entresijos de una peripecia única: las tretas de los especialistas, las obsesiones del director, los trucos de los actores...
Miércoles, 23 de Marzo 2022, 14:11h
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Ajuste de cuentas
Ni Mario Puzo, el autor de la novela, ni Francis Ford Coppola, el director de la película, estaban familiarizados con la mafia ni tenían especial interés en el crimen organizado. Pero los dos tenían deudas. Puzo, de juego; Coppola, de las dos últimas películas que había producido: Finian's Rainbow, musical que él mismo dirigió, y THX 1138, ópera prima de George Lucas, habían sido un fracaso. Y así fue como esos desafortunados percances dieron lugar a una de las más afortunadas creaciones cinematográficas de la historia. Puzo escribió una novela (que primero tituló La Mafia) pensando en asegurarse de que fuese un éxito comercial e instado por Robert Evans, jefe de producción de la Paramount, que le había prestado doce mil dólares para saldar deudas. Coppola aceptó rodarla por un salario mínimo (y una parte de los beneficios, si los hubiera) porque le debía dinero al mismo estudio. Pero una vez que se pusieron a coescribir el guion, se convirtieron en auténticos 'padrinos'.
Un tipo no tan duro
Demasiado rubio para ser un mafioso italiano, argumentaba Coppola. Robert Redford no podía ser Michael Corleone. A pesar de que los ejecutivos de la Paramount insistían en apostar por Redford, Coppola se opuso totalmente. Le hicieron la prueba para el papel a medio centenar de actores. Warren Beatty era la segunda opción tras Redford, pero renunció. Luego probaron con Jack Nicholson y Martin Sheen. Pero Coppola ya lo tenía claro: había reparado en Al Pacino, que a los 31 años, acababa de hacer su primer papel protagonista en Pánico en Needle Park, donde daba vida a un adicto a la heroína. Le hizo la primera prueba en un diálogo con Diane Keaton (ya elegida para hacer de Kay, la pareja de Michael) y Pacino falló hasta en los diálogos. En ese momento parecía que Michael iba a ser interpretado por James Caan, pero Coppola le dio a Pacino una segunda oportunidad. Caan pasó a ser Sonny Corleone, el impulsivo y mujeriego hermano mayor.
A quemarropa
En 1972, cuando se rodó El Padrino, el actor más famoso de todo el reparto era James Caan. Y estuvo muy cerca de ser Michael Corleone, si no se hubiera cruzado Pacino en su camino. Paramount impuso que Caan siguiese apareciendo en la película y por eso hizo el papel de Sonny, lo que dejó fuera a... Robert de Niro. Un contratiempo para De Niro que acabaría siendo una bendición. En la segunda parte encarnaría al joven Vito Corleone, papel por el que ganó un Oscar. Otro candidato a interpretar a Sonny era Sylvester Stallone, que no logró el papel, pero acabaría 'emparejado' con otra Corleone en Rocky. La actriz que hace de la esposa del boxeador es Talia Shire, que interpreta a Connie Corleone y es, en la vida real, hermana de Coppola. Una de las escenas más famosas de El Padrino es el asesinato de Sonny. Se filmó en una pista de aterrizaje y costó 100.000 dólares. James Caan llevaba 127 dispositivos detonadores llenos de sangre para simular el impacto de las balas y el coche, 200 agujeros previamente perforados también con detonadores. Un ejemplo de la 'alta tecnología' de la época.
La memoria de Brando
Mario Puzo creía que Marlon Brando era perfecto para el papel de Vito Corleone, pero la Paramount ni lo consideraba. Demasiado problemático. La opción del estudio era Laurence Olivier, pero enfermó. Coppola fue entonces a la casa de Brando para hacerle una prueba de cámara que convenciese al estudio para contratarlo. Allí mismo, Brando se peinó hacia atrás con gomina y se puso algodones en los carrillos para parecer un bulldog, según él mismo contó después. Tenía 47 años y debía aparentar unos 60. Lo clavó en la misma prueba. El estudio ya no pudo oponerse. Y eso que durante el rodaje no logró —o no se esforzó— por aprenderse sus líneas. Sus compañeros escondían a la cámara los carteles con las frases de Brando colgados de su propia ropa. Robert Duvall, que interpreta al irlandés Tom Hagen, consigliere 'adoptado' por la familia, se pasó el rodaje con las brazos en jarras para que Brando pudiese leer.
La escena del caballo
Es la escena más 'simbólica' de El Padrino y la más recordada. El productor cinematográfico Jack Woltz se niega a hacer un favor a los Corleone. A la mañana siguiente, la cabeza de su caballo favorito aparece bajo sus sábanas. Coppola le dijo al actor John Marley que usaría una cabeza de atrezzo, con la que ensayaron. Pero para la toma definitiva colocó una cabeza real, que sacó de una fábrica de comida para perros. El gesto de horror de Marley cuando vio un auténtico pedazo de caballo a sus pies no puede ser más real... Uno de los 'enigmas' sin resolver de la escena es cómo llega el purasangre a la cama. Según el guion, Hagen, el consigliere, vuelve desde Los Ángeles a Nueva York tras el desplante del productor, se lo cuenta a don Vito y este envía a Luca Brasi, a 'ocuparse' del caballo. Todo sucede en una noche. Pero no había aviones en la época que hubiesen podido hacerlo en tan poco tiempo.
Duelo de titanes
La genialidad de Coppola chocó durante todo el rodaje con el pragmatismo de Robert Evans (a la izquierda), el productor de la Paramount, encargado de que aquello llegase a buen puerto. Las discusiones entre ambos fueron tantas que Evans llegó incluso a amenazarlo en varias ocasiones con sustituirlo por Elia Kazan. Cuentan que el día que Martin Scorsese vistió a Coppola en el set, este rompió a llorar extenuado en medio del rodaje de una escena con cientos de extras. Los gastos para entonces ya se habían disparado. La película tenía que costar un millón de dólares y costó seis. Una sobrada razón para pelearse con Evans, quien, sin embargo, tuvo el acierto de pedirle a Coppola que añadiese una hora a El Padrino. Cuando el director le entregó el primer montaje a Evans el pareció «un tráiler malo de una película muy buena». Pese a sus discrepancias, le dejó hacer la versión larga: tres horas de película... para la historia.
¿Qué dicen de nosotros?
El padrino costó seis millones, pero generó 245 millones solo en taquilla. Es uno de los mayores y más inmediatos éxitos cinematográficos. En parte, por la forma en que se distribuyó. Estrenaron al mismo tiempo en 366 salas de Estados Unidos; cualquier sala podía exhibir la película por una cantidad no muy elevada de adelanto. Además, obtuvo tres premios Oscar en las categorías de Mejor Actor, Mejor Guion Adaptado y Mejor Película. Para entonces ya estaba en marcha el guión de El Padrino II, que se estrenaría en 1975, con Robert de Niro en el papel del joven Vito Corleone. Fue otro gran éxito, con otros cuatro Oscar. Sin embargo, para la tercera parte hubo que esperar casi veinte años, hasta 1991.
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