
Jueves, 24 de Julio 2025, 12:25h
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Tsutomu Yamaguchi, un joven ingeniero naval japonés, estaba de viaje de trabajo el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima cuando Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre la ciudad. Sobrevivió. Tomó un tren a Nagasaki para reunirse con su familia. También sobrevivió —un milagro— a la segunda bomba atómica lanzada allí el 9 de agosto.
Yamaguchi —que murió, a los 95 años, en 2010— contó al escritor Charles Pellegrino los espantos que siguieron a las bombas: lluvia de dientes, pieles derretidas, bebés hirviendo... Se calcula que la bomba mató de manera inmediata a 80.000 personas. Y luego las muertes continuaron como consecuencia de la radiación. Se estima que a finales de 1945 la bomba causó la muerte de 140.000 ciudadanos solo en Hiroshima. Y con el paso de los años fue creciendo el número de víctimas.
El director de cine James Cameron adaptará los libros de Charles Pellegrino Fantasmas de Hiroshima y El último tren de Hiroshima, que recogen los testimonios de víctimas de las bombas atómicas. Pellegrino describe con detalle, de la mano de los supervivientes, cómo en cuestión de segundos el calor y una luz cegadora expandieron la devastación; cómo el azar decidió que unos se derritieran al instante mientras a otros los salvó el estar cerca de una pared.
La película de James Cameron promete ser impactante. Para escribir los libros en los que se basará Charles Pellegrino entrevistó a más de 200 supervivientes. Sus relatos sobrecogen. Tras el fuego –la explosión generó una onda expansiva a unos 300.000 grados centígrados– vino la lluvia negra, una sustacia pegajosa y radiactiva que lo impregnó todo. Y después, los incendios masivos, y la sed, el hambre. Y los tumores, las pieles destrozadas, las pérdida de pelo en el cuerpo, los bebés deformes... Las heridas perduraron en la siguiente generación, el horror se enraizó en la memoria colectiva.
James Cameron prometió hacer la película a Tsutomu Yamaguchi, el único superviviente oficial de las dos bombas nucleares aunque el Museo de la Paz de Hiroshima tiene datos de otras 165 personas que salieron vivos de Hisroshima y Nagasaki.
A James Cameron le parece que el cine no ha prestado suficiente atención al espantosos padecimiento de las vícitmas de las bombas atómicas. Ha criticado que la película Oppenheimer, en la que Christopher Nolan muestra la gestación política y científica de la bomba y las vicisitudes de los investigadores que participaron en el proyecto Manhattan obviara los terribles efectos de las armas nucleares. Openheminer le pareció una buena película, «pero sentí que era una especie de evasión moral. Es importante que la gente recuerde lo que estas armas pueden hacer», opina Cameron.