Viernes, 25 de Octubre 2024, 11:41h
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Alguna de las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan me pregunta cuál es la razón por la que, en mi defensa del pensamiento tradicional, me empleo con mayor denuedo contra el liberalismo que contra las ideologías izquierdistas que supuestamente se le oponen. Pero dichas ideologías izquierdistas no son sino epifenómenos (o, si se prefiere, hijos díscolos) del liberalismo, con el que entablan conflictos intestinos que se presentan ante las masas cretinizadas como batallas cósmicas en las que se sustancia el futuro de la Humanidad; pero que, en puridad, no son sino relaciones dialécticas entre negociados que comparten las mismas premisas y favorecen una síntesis constante. El propio Marx reconoció paladinamente que todo su sistema filosófico 'presuponía' el liberalismo, que es la teta próvida o humus fecundo de todas las ideologías modernas; y, por lo tanto, la raíz del mal que el pensamiento tradicional combate.
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1 «Lo importante no es si las máquinas serán más inteligentes, sino que protejamos lo que nos hace humanos»
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3 ¿Por qué seguimos trabajando como hace 70 años?
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4 Los hermanos Menéndez: ¿monstruos o víctimas de abusos sexuales? Un crimen con malos... y peores
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5 El amable vecino que resultó ser un cruel agente de la Gestapo
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