Cómo unirse a la revolución del 'lavar menos'
Cómo unirse a la revolución del 'lavar menos'
Jueves, 16 de Mayo 2024, 15:54h
Tiempo de lectura: 4 min
Ponemos la lavadora por encima de nuestras posibilidades. Esa es la teoría del fenómeno ecologista que sostiene que tanta ’supuesta’ limpieza es una de las acciones más contaminantes del planeta. Porque donde tú ves pulcritud y pundonor, estudios como el de la asociación mundial Fashion Revolution encuentran un peligro y advierten: el 25 por ciento de la huella de carbono de una prenda proviene de la forma en la que la lavamos.
Además del gasto de agua y electricidad, ir como un pincel a costa de poner lavadoras libera microplásticos y otras fibras en los ecosistemas y termina estropeando el tejido y haciendo que tengamos que comprar más ropa, un consumo innecesario que contribuye aún más al impacto medioambiental.
Según el informe de la Institution of Mechanical Engineers, una organización internacional y sociedad científica con más de 120.000 miembros en 140 países, un 35 por ciento de los microplásticos liberados en los océanos de todo el mundo proceden de textiles sintéticos: «Cada vez que una prenda se lava, hasta 700.000 fibras microscópicas llegan a los océanos, son tragadas por la vida marina y se incorporan a la cadena alimenticia, pudiendo terminar en nuestros platos».
Y, como sabemos que eliminar la ropa de nuestras vidas como un intento para salvar el planeta es imposible, ¿por qué no intentar lavarla menos? El movimiento No-wash sostiene que esta obsesión por la limpieza es más psicológica que real y propone alternativas como ventilar la ropa al aire libre para eliminar olores o lavar sin detergentes o con detergentes ecológicos.
El investigador Richard Blackburn, profesor de materiales sostenibles en la Universidad de Leeds (en West Yorkshire, Inglaterra), explica que la clave para entender este movimiento está en intentar reconfigurar un poco nuestra cerebro. «¿Qué prueba haces a tu ropa para ver si la tienes que lavar?», pregunta. «¿La hueles? ¿La miras? ¿O simplemente la lavas por costumbre?». Y después da el argumento más contundente: las telas que más contacto tienen con tu cuerpo son el pijama y las sábanas y ¿a que no se te ocurriría lavarlo todo después de cada uso?
«No estoy sugiriendo que debamos tener una mala higiene –continúa Blackburn–, pero creo que hay un exceso. La mayoría de la gente no trabaja en una mina de carbón. ¿Cuánto podemos llegar a ensuciarnos?». Además «casi todos nos duchamos o nos bañamos una vez al día y tenemos trabajamos en los que, francamente, apenas transpiramos«, explica el experto en The Guardian.
Y propone: ¿por qué no ventilar la ropa en lugar de lavarla? «La razón por la que se puede oler la molécula es porque es volátil», dice Blackburn. «Y la mejor manera de conseguir que algo se vaporice muy rápidamente es dejarlo fuera y que un poco de viento lo mueva. Incluso en una habitación donde corre el aire también puede funcionar», sugiere.
Pero, ¿hasta dónde podemos llevar esta iniciativa? ¿Es extensible también a la ropa de deporte o la ropa interior? Según Blackburn, los calcetines se pueden usar más de una vez y Orsola de Castro, cofundadora de Fashion Revolution y autora de Loved Clothes Last, propone lavar la ropa interior a mano mientras estás en la ducha, lo que requiere un esfuerzo mínimo.
En cuanto a la ropa deportiva, Blackburn propone la estrategia del doble uso de las prendas. «Si salgo a correr con una camiseta, especialmente si hace calor, definitivamente hay que lavarla. Pero si voy a yoga (no hago Brikam Yoga), esa misma camiseta estará estupendamente bien después. Así que primero lo usaré para hacer yoga y luego haré dos entrenamientos para un solo lavado».
Orsola De Castro añade que, además de poner muchas lavadoras, las ponemos mal. «Recibí un consejo interesante de alguien que trabajaba con lavadoras: usarla siempre a la temperatura más baja posible y luego, cada dos meses, poner una temperatura de 95 grados para todas las cosas que lo necesiten». Al lavar con temperaturas elevadas se gasta más energía de la necesaria y, por supuesto, se paga más. Concretamente un programa de 90 grados gasta cuatro veces más electricidad que uno de 40.
Por último, los expertos aconsejan eliminar las manchas en lugar de lavar la prenda entera y, si no te queda otra, poner las lavadoras a plena capacidad ya que se gasta prácticamente la misma cantidad de agua y electricidad si trabaja llena o semivacía.