He vuelto a beber leche en el desayuno. Hace tiempo que dejé de trabajarme el colacao con crispis de toda la vida y me pasé a la leche de soja, que para los que tenemos una edad es más saludable, dicen unos, pero más repugnante, confirmo yo. Así que el otro día me quedé pensando con el vaso en la mano y decidí que, a estas alturas del almanaque, da absolutamente igual. Que estaba de la soja hasta los cojones, y que me volvía a la leche de toda la vida. Y con ella ando.
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