Viernes, 26 de Septiembre 2025, 10:46h
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Me gustaría romper una lanza a favor de María Pombo. No la conozco, y me interesa poco como reina de las influencers, pero me parece absurdo el linchamiento al que la han sometido por decir una obviedad: que leer no hace a nadie mejor persona. Y tiene toda la razón. Es más, hay personajes despreciables, empezando por Hitler, que han sido o son lectores empedernidos. Eso por no mencionar a la pléyade de escritores que deben de estar rostizándose en el infierno, si es que existe. Desde el sublime y lírico Pablo Neruda, que se desentendió de su hijita Marina, enferma de hidrocefalia, a la que llamaba «la monstrua», al ejemplo más mentado en estos casos, el de Louis-Ferdinand Céline, pronazi y colaboracionista sin sonrojo.
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