Los egipcios ya conocían sus beneficiosos efectos sedantes, pero sus poderes narcóticos y alucinógenos también han sido aprovechados desde antiguo. De hecho, era uno de los componentes principales del famoso 'ungüento de brujas', que les permitía volar montadas en sus escobas. En realidad, sus 'vuelos' eran más bien debidos a los potentes –y muy peligrosos– principios psicoactivos extraídos de esta planta.
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