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El poder de los hermanos Williams Iñaki y Nico 'Sentir el orgullo de tus padres después de todo lo que han hecho por nosotros no tiene precio'

Son ya un hito en la historia del Athletic de Bilbao. Iñaki y Nico Williams: los primeros hermanos de origen africano que juegan juntos en el club vasco. Ellos todavía están asimilándolo. El suyo es, al fin y al cabo, un sueño imposible hecho realidad. El de dos niños cuyos padres arriesgaron su vida en el Sáhara para darles a sus hijos una vida mejor. En su primera temporada juntos en la élite, hablamos con ellos sobre los sueños, la familia, la identidad, la humildad...

Por Fernando Goitia / Fotos: Daniel Méndez / Estilismo: José Herrera

Sábado, 02 de Octubre 2021

Tiempo de lectura: 13 min

Fue la varita del destino», dice Iñaki. Sentado con su hermano Nico en la tribuna baja de San Mamés, a un paso de su césped reluciente, el mayor de los Williams concluye así el relato de la peripecia vital de su familia. La historia de cómo los hijos de una pareja de inmigrantes ghaneses se convirtieron en jugadores del Athletic de Bilbao.

A sus 19 años, Nico –nacido en Pamplona– juega su primera temporada completa en la élite y acaba de debutar con la sub-21. Iñaki, que lleva en LaLiga desde 2014, es ya parte de la historia del club. En una institución que escudriña con lupa el origen de sus fichajes, los logros de este bilbaíno de 27 años suelen venir precedidos de una coletilla: «el primer jugador de origen africano que...». Para él es un orgullo –«represento a mucha gente que vino de fuera y que ahora, como yo, son de aquí»–, aunque no todos sus registros remiten a su ascendencia ghanesa. Si juega esta jornada, sin ir más lejos, se convertirá en el futbolista que más partidos seguidos ha disputado en Primera: 203. Todos desde abril de 2016. Sonrientes (Nico un poco más que Iñaki), locuaces (Iñaki algo más que Nico), su último logro, sin embargo, es colectivo. Y la razón de esta entrevista.

XLSemanal. Primeros hermanos de origen africano que juegan juntos en el Athletic. ¿Todavía se pellizcan?

Iñaki. Si te soy sincero, no acabo de asimilar que Nico esté conmigo en el campo, que nos pasemos el balón, que celebremos juntos los goles; los dos en el Athletic... Es una pasada, pero también, ¡uf!, extraño.

XL. Tener a Iñaki al lado, Nico, ¿es como tener a otro entrenador en el vestuario?

Nico. Parecido, sí [sonríe]; me corrige, me aconseja, siempre lo ha hecho en realidad, pero lo llevamos muy bien. Es mi hermano, pero también ejerce un poco de padre. Es todo muy bonito.

XL. ¿Quieres decir que Iñaki es para ti una figura paterna?

Nico. Eso es. Desde niño.

Iñaki. Sí, es lo que me ha tocado porque mis padres estaban trabajando y yo, como le saco ocho años, tuve que cuidar de él, no dejarle solo...

'Lo que hicieron nuestros padres, dejar toda su vida atrás sin saber lo que les depararía el destino, es algo muy valiente. No está al alcance de cualquiera'

XL. Como hermano mayor, darás consejos y lecciones, pero ¿qué has aprendido tú de Nico?

Iñaki. Yo admiro a mi hermano, pero, sobre todo, por cómo ha gestionado lo de ser «el hermano de…». No es fácil. Y desde niño. Ha aguantado constantes comparaciones conmigo, pero lo ha sabido llevar muy bien.

Nico. Sí, pero es normal. Soy el hermano de Iñaki, por supuesto. Aunque tengo ganas de forjar mi propia historia. Pero si es junto a él, mejor.

XL. Con sinceridad, de no ser hermano de Iñaki, ¿lo habrías tenido más difícil?

Nico. Sin duda, pero no por enchufes y eso, sino porque ha sido un referente y una motivación extra. Además de abrirme el camino y darme visibilidad, escucho sus consejos porque ha vivido muchas cosas en la élite. Pero son el respeto y la humildad, sus valores, la gran enseñanza que me ha dado.

XL. ¿Escasea o abunda la humildad en vuestro medio?

Iñaki. La verdad es que te cruzas con mucha gente joven que no es humilde. No escuchan, no entienden que cuando te corrigen es para mejorar. Por eso es tan importante la madurez, tener gente que aconseje bien, no caer en ciertas tentaciones...

XL. ¿Cuál ha sido la clave de vuestra madurez precoz, imprescindible para llegar y mantenerse en la élite?

Iñaki. Las necesidades en casa, que nos han curtido mucho. Y que, pese a las dificultades, nuestros padres nos han inculcado saber estar, tener la cabeza sobre los hombros, ser nosotros mismos para que los demás te respeten... Supongo que todo eso me hizo madurar mucho antes que mis amigos. Después, te cuidas, te esfuerzas, asumes responsabilidades... Aunque lo más reconfortante es ver a mi madre feliz.

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Raíces cruzadas. Iñaki es vasco, nacido en Bilbao, pero también se siente ghanés y de Pamplona, donde creció soñando con jugar en el Athletic. El club lo fichó hace una década. La familia acabó por trasladarse poco después, cuando Nico, con 12 años, siguió sus pasos. Iñaki viste camisa y vaquero, de Dsquared2; Nico, camisa, de Dsquared2, y vaquero, de Ice Play.

XL. «Ser nosotros mismos», has dicho. ¿Cuál es vuestra relación con la tierra de vuestros padres?

Nico. Poca. Yo he estado en Ghana dos veces. De niño, con 2 años, que ni me acuerdo; y, antes de la pandemia, de vacaciones un mes. Al principio se me hizo raro, pero fue muy emotivo ver los lugares y el ambiente de los que me habían hablado; la ciudad de mis padres es muy bonita y estar con toda mi familia junta, que son un montón de primos y tíos, fue increíble.

XL. Vuestros padres llegaron a España atravesando el desierto y hasta Melilla. ¿Se apoyaban mucho en esa experiencia para transmitiros esfuerzo, sacrificio y humildad?

Iñaki. Cero. De hecho, yo no supe nada hasta los 19 años. Mi padre pasaba mucho tiempo fuera, trabajando, y a mi madre no es un tema del que le guste hablar.

XL. ¿Y qué os habían contado hasta entonces?

Iñaki. Yo veía las noticias, las pateras, la gente jugándose la vida y le preguntaba: «¿Cómo vinisteis vosotros?». Y ella, siempre: «En avión, en avión». De niño, ya sabes, te crees todo lo que te dice tu madre. Pero a medida que me hacía mayor, más consciente de las cosas, algo me chirriaba. Y un día, seriamente, le dije: «Oye, mamá, quiero saber vuestra verdadera historia: por qué, cómo, cuándo, por dónde...». Y me lo contó. Pero si no le pregunto yo seguiría sin contárnoslo.

XL. Son experiencias traumáticas. Mucha gente que vive guerras, desastres, muchos sanitarios por la pandemia incluso se quedan bloqueados, no hablan de lo que han vivido...

Iñaki. Sí, es un bloqueo emocional. Mira, hace dos o tres años fuimos a Dubái de vacaciones en familia y anduvimos por el desierto, entre dunas inmensas y tal; pues bajamos del coche, pisó la arena y lloró, se emocionó. Como si lo reviviera todo... Muy duro. Ni siquiera podemos imaginar lo que vivieron.

Nico. Lo que hicieron mis padres, dejar toda su vida atrás sin saber lo que les depararía el destino, sobrevivir, es algo muy valiente, de mucho mérito. No es algo al alcance de cualquiera.

'Cuando digo que me llamo Iñaki, muchos todavía flipan, pero la gente se va acostumbrando a la diversidad. En breve haré las entrevistas en euskera'

XL. ¿Cuánto duró el viaje?

Iñaki. Meses, no sé bien, dejaron gente atrás y… En fin, no fue fácil, lo bueno es que la historia, gracias a Dios, tuvo un final feliz. Somos una familia muy feliz y orgullosa.

XL. Tú, Nico, ¿conociste la historia al mismo tiempo o más tarde?

Nico. A la vez que él, pero con ocho años menos. Fue un gran impacto.

XL. España no es destino habitual de ghaneses, ¿cómo acabaron aquí?

Iñaki. El objetivo era Reino Unido, pero un amigo suyo le dijo que era muy fácil llegar a España, que solo necesitaba mil dólares. Un dineral para él, pero ahorró, ahorró, ahorró y por eso se lanzaron a la ruta hacia España. Sé que los engañaron por el camino, que llegaron a Melilla, que estuvieron allí detenidos, que los iban a deportar y que conocieron a un abogado que los salvó. «Si no queréis volver, decid que venís de un país en guerra y os darán asilo político», fue su consejo. Dijeron que venían de Liberia, una persona en Cáritas les dijo que alguien en Bilbao podía ayudarlos y aquí estamos.

XL. Y tú te llamas Iñaki por Iñaki Mardones, ese sacerdote de Cáritas Diocesanas que los acogió...

Iñaki. Eso es. Mi madre llegó a Bilbao de ocho meses y cuando yo nací, agradecidos, me pusieron su nombre.

XL. Y con el abogado de Melilla, ¿mantuvieron contacto?

Iñaki. No. Ni siquiera sé cómo se llamaba, aunque mi madre siempre ha querido agradecerle.

XL. Quizá lea esta entrevista…

Nico. Ojalá, ella se alegraría mucho si diera señales de vida.

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El vínculo Williams. Iñaki siempre ha sido más que un hermano para Nico. De niño le tocó cuidar del benjamín de la familia mientras sus padres –María Comfort Arthuer y Félix Williams, inmigrantes ghaneses– salían a trabajar.

XL. Al llegar al Athletic, Iñaki, ¿a nadie le chocó que fueras africano?

Iñaki. Para nada, todo el mundo me recibió muy bien: compañeros, entrenadores, cuerpo médico, los de arriba; todos me recibieron genial... Antes de que se hiciera oficial mi fichaje, muchos me decían que era un club donde no jugaban negros y tal y que iba a ser todo muy difícil, pero en el Athletic ya había jugado Jonás Ramalho, que es medio angoleño, aunque no se consolidó. Así que fui el segundo en vestir la camiseta.

XL. Eres, eso sí, el que está haciendo historia en el club.

Iñaki. Y es un orgullo. Represento a toda la gente africana que ha venido aquí a ganarse la vida y cuyos hijos han nacido aquí y, aunque no sean vascos al cien por cien, se sienten de aquí, porque al final acabas mamando la cultura de aquí.

XL. Al hablar, desde luego, es inconfundible el deje vasco…

Iñaki. [Se ríen]. Sí, sí, es que nos hemos criado aquí. Y en breve me animaré a dar entrevistas en euskera.

XL. ¿Cuántas veces has tenido que decir: «Oye, que yo soy de Bilbao»?

Iñaki. Muchísimas [se ríen]. Y cuando les digo que me llamo Iñaki ya flipan. Pero se avanza. Yo apenas he sentido racismo. La gente se va acostumbrando a esa diversidad.

XL. ¿Hay algún modo de decir: «Soy de Bilbao» sin que la gente te replique: «Anda, la hostia, de Bilbao», y cosas así?

Iñaki. [Se ríen]. Es verdad, siempre. No te libras. Así que creo que no, es inevitable el comentario.

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Hermanos que sueñan juntos. Tras formarse como jugadores en clubes de Pamplona, donde ambos se criaron, aunque Iñaki naciera en Bilbao, jugaron juntos por primera vez con la camiseta del primer equipo del Athletic el pasado 28 de abril, frente al Valladolid. A pesar del empate a dos en San Mamés, ellos celebraron con su madre la consecución de un sueño.

XL. En el País Vasco siempre acaba surgiendo la cuestión de la identidad. ¿Os cuestionan con frecuencia a ver de dónde os sentís?

Iñaki. Bastante, pero tenemos nuestras raíces, nuestra historia familiar. No sabemos lo que es vivir en África, pero los valores y la cultura de mis padres son parte de mi identidad y eso es algo que nunca voy a olvidar. Sé lo que han sufrido mis padres y sé que han pasado hambre. Gracias a ellos, nosotros no. Por otro lado, me siento del País Vasco, de Bilbao, el lugar donde acogieron a mis padres, y de Pamplona, de Navarra, donde nos criamos. Así que nuestra identidad tiene tres patas.

XL. ¿Sois conscientes, por cierto, de que si vuestros padres hubieran acabado en, por ejemplo, Burgos no estaríais aquí?

Iñaki. Es verdad, pero la varita del destino que les tocó quería, por lo visto, que fuéramos futbolistas del Athletic [se ríen].

XL. Jugaron juntos por primera vez en Primera el pasado 28 de abril. ¿Cómo lo celebraron?

Iñaki. Nada más acabar, fuimos a casa de mi madre y nos fundimos los tres en un abrazo. Lástima que no ganáramos ese día, pero fue muy especial. Sentir el orgullo de nuestros padres después de todo lo que han hecho por nosotros no tiene precio. De alguna manera hemos podido devolverles su esfuerzo, su sacrificio. Es muy bonito. Y es lo más importante.

XL. Y ese momento de ver a tu hermano en el campo...

Iñaki. Grabado lo tengo aquí [señala la cabeza]. Yo también estaba de suplente, calentando y, de repente, lo llaman y lo veo saltar al campo. Fue la leche, mucha emoción, un gran orgullo...

XL. ¿Qué consejo, inevitable supongo, le diste antes, al saber que iba convocado?

Iñaki. Nada. «Disfruta, Nico. Todo lo que estás consiguiendo te lo has ganado tú a base de trabajo y talento. Nadie te ha regalado nada». Lástima que, por la pandemia, San Mamés no estuviera lleno y que nuestra madre no pudiese vivirlo en directo.

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Un niño pegado a una pelota. Iñaki comenzó a darle al balón «con tres o cuatro años». Se formó como futbolista en el Club Natación Pamplona, donde jugó hasta los 12 años, cuando se fue al Club Deportivo Pamplona, una entidad vinculada al Athletic.​ Pasó allí cuatro años y, ya con 18, se convirtió en jugador del equipo bilbaíno. Primero como Juvenil, pasó por el filial y, finalmente, el 6 de diciembre de 2014 debutó en LaLiga con el primer equipo ante el Córdoba en San Mamés. En la foto, Iñaki viste traje y jersey, de Karl Lagerfeld;

XL. A ver, Nico, que estás muy callado, ¿cómo te ha recibido a ti el vestuario del Athletic?

Nico. Muy bien, pero es que ya me conocían casi todos los de la primera plantilla. Pasaba muchas veces a buscar a Iñaki después de entrenar para ir juntos a casa y no era una cara nueva.

XL. Pero ¿no te dieron collejas ni nada por el estilo?

Nico. Alguna gorda ya me ha caído, sí, sí [se ríen], pero son cosas que vives en el fútbol desde niño. Te acostumbras. Está asumido.

XL. Dar collejas en el fútbol es algo que se hace incluso entre niños... Y a muchos se les va la mano. ¿Les parece normal?

Iñaki. No sé, es algo que a todos nos toca; algún pasillito de esos siempre te va a caer. Te lo hacen a ti al llegar y nosotros se lo hacemos a los que llegan. Es una cadena.

Nico. Sí, son las tradiciones del grupo y el que llega nuevo... pues se adapta. ¿Qué vas a hacer? Sigues las costumbres y aprendes de los mayores.

El Athletic es del pueblo. Y en Bilbao la gente se siente orgullosa de que su equipo juegue con gente de la tierra

XL. ¿Recordáis vuestras primeras patadas a un balón?

Iñaki. Yo, con 3 o 4 años. Tenía un vecino en Pamplona, cuatro años mayor que yo, al que, desde el balcón, veía jugar en la terraza de su casa. Siempre estaba allí, con el balón, y quería jugar con él. Me atraía la pelota, no sé... Hasta que un día me dijo: «Qué, ¿bajas?». Mi madre me dio permiso y así empecé. Su padre vio que yo le daba bien y quiso saber si jugaba en algún equipo y que si me interesaba hacerlo. Su hijo estaba en el Club Natación, preguntó al director deportivo y, aunque yo no tuviera la edad para estar federado, me dejaron entrenar. Con 5 o 6 años ya pude y, bueno, hasta hoy.

Nico. Yo empecé con un par de amigos en la plaza, más tarde que Iñaki. No me motivaba lo de apuntarme a un club, pero un amigo del colegio vio que se me daba bien y me llevó un día al San Jorge, club en un barrio vecino al nuestro, y así empecé. Dos años después, con 8, pasé al Pamplona, filial del Athletic; al siguiente jugué en Osasuna, una temporada, y de ahí a Bilbao, con 11 o 12 años.

XL. De niños ¿soñaban con jugar específicamente en el Athletic?

Iñaki. Yo sí porque nací en Bilbao, mi padrino es de aquí y él siempre me transmitía el sentimiento del Athletic.

Nico. Yo nací en Pamplona, pero hemos sido del Athletic de toda la vida. Además, es donde jugaba mi hermano y yo quería jugar con él.

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Persiguiendo a Iñaki. Nico sintió la llamada del fútbol de forma más tardía. «No me motivaba lo de apuntarme a un club», rememora. La insistencia de sus amigos del colegio, sin embargo, acabó por llevarlo al San Jorge, un club cercano a su casa. Con ocho años llegó al Deportivo Pamplona, donde se había formado Iñaki, y un año después ya se habían fijado en él desde Osasuna. Jugó allí una temporada, hasta que se fue al Athletic de Bilbao, donde su hermano ya comenzaba a deslumbrar. En la foto, Nico viste traje, de The Kooples, y jersey, de Karl Lagerfeld.

XL. Y una última cuestión. ¿Cómo vivís el mercado de fichajes, ver que ofrecen 200 millones por un colega de profesión?

Iñaki. Es una locura. Desde el Athletic, que es un club de cantera pura y que ficha en casa, nos parece de otro mundo. Bueno, quién sabe, si hubiera un megacrack vasco por ahí igual entrábamos en la pelea [se ríen], pero los que hay surgen de los propios clubes de aquí y luego, más bien, los fichan los grandes. Nosotros somos fieles a lo nuestro, y en Bilbao la gente se siente orgullosa de que su equipo juegue con gente de la tierra.

XL. ¿Y lo de la Superliga?

Iñaki. También nos es ajeno. Solo sé que el Athletic, que ya se posicionó, es del pueblo y que es absurdo no tener en cuenta a la afición. Aquí pasaría como en Liverpool, que saldrían todos a la calle a protestar.