Desayuno de domingo con... Leticia Rodríguez de la Fuente: «No quiero morirme sin conocer a Carlos III. Me parece atractivísimo»
Madrid, 1969. Estudié Historia del Arte, pero me he convertido en jardinera que cultiva flores. Publico mi primer libro, 'Tocar tierra' (Espasa).
Viernes, 26 de Mayo 2023, 11:17h
Tiempo de lectura: 2 min
XLSemanal. Ya de niña, le vendía a su madre las lechugas y los tomates que usted plantaba en un pequeño huerto.
Leticia Rodríguez de la Fuente. Sí [ríe], siempre tuve una vena muy fenicia. Soy una rata de alcantarilla, muy artista y creativa, pero también muy negociante; si no, no me divierto.
XL. Hace diez años puso un puesto de flores en el mercado de Antón Martín, en una antigua pescadería cuyo propietario resultó llamarse Félix Rodríguez.
L.R.F. Sí y estoy segura de que aquella fue una señal que me mandó mi padre [Félix Rodríguez de la Fuente]. Antes, me fui a estudiar a Inglaterra con los mejores floristas: lo que se hacía en España me parecía muy retrógrado.
«Yo tuve un amante que se le parecía al rey de Inglaterra y lo llamábamos Charles de la Alcarria»
XL. Dice que las flores cortadas que se venden aquí huelen a cementerio.
L.R.F. Porque yo trabajo con flor orgánica de cultivo sostenible, que no tiene nada que ver con la flor de mercado industrial. Las mías tienen alma, son imperfectas, sus colores no son planos ni los tallos, rectos.
XL. Después compró un pedregal arcilloso en la vega del río Ungría (Guadalajara) e hizo de él con sus manos un huerto florido.
L.R.F. Lo hice, en principio, para abastecerme a mí; pero, a medida que creció mi implicación en la granja, cerré el puesto del mercado y opté por olvidarme de la parte comercial.
XL. Oiga, no se nos arruine este año que la sequía está causando estragos.
L.R.F. Yo vivo de una empresa de alquileres temporales que fundé hace 25 años (Lets Room) y que ya va sola. Mi venta de flores es muy limitada y solo aspiro a cubrir gastos. Y tengo la gran suerte de que me sobra el agua, que canalizo en caída libre.
XL. Y todo esto lo cuenta en su libro: da mil claves para crear un jardín sostenible.
L.R.F. Sí, en mi granja no hay pesticidas ni fertilizantes no orgánicos. Enseño a defenderse de las plagas, a preparar la tierra, a fabricar tu propio compost…
XL. ¿A usted le regalan flores?
L.R.F. No se atreven, soy tiquismiquis: no hay nada que me espante más que el típico ramo barroco y embutido de flores perfectas de Holanda… Es un insulto que me regalen eso. ¡Uf! Voy a parecer una esnob insoportable [risas].
XL. Oiga, tan british como presume ser, le gustará la vena jardinera del rey Carlos III.
L.R.F. ¡Me apasiona! No quiero morirme sin conocerlo. Además, me parece encantador y atractivísimo.
XL. ¿Atractivísimo? ¡Júrelo! [risas].
L.R.F. Me parece superatractivo, sí [ríe]. Yo tuve un amante que se le parecía y lo llamábamos Charles de la Alcarria, ¡jajaja! ¡Mira que soy bocazas!
Ayuno intermitente
«Por la mañana solo tomo un café, tumbada en mi cama de forja para ver salir el Sol por la zona de los frutales. No tomo nada más hasta mediodía».
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