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María Rodrigo Psicóloga 'El ajedrez es un deporte de combate. Tu objetivo es matar al rey del rival. Sin piedad'

La psicóloga María Rodrigo asegura que la descarga de dopamina durante una partida de ajedrez puede ser brutal y generar adicción. Sin embargo, también puede ser utilizado como terapia para pacientes esquizofrénicos, psicóticos o con trastornos de personalidad. “Es la grandeza de este deporte”.

Por Carlos Manuel Sánchez/Foto: Miguel Pereira

Miércoles, 08 de Diciembre 2021

Tiempo de lectura: 4 min

María Rodrigo es maestra FIDE y doctora en psicología sanitaria. Su tesis doctoral trata sobre las cualidades terapéuticas del ajedrez. Y preside la comisión sobre mujer y ajedrez en la Federación Española.

XL Semanal. ¿De qué trata su tesis?

María Rodrigo. Hemos creado un videojuego terapéutico basado en el ajedrez para trabajar con pacientes con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

XL. ¿Por qué cree que es bueno el ajedrez para estos pacientes?

M.R. A nivel cognitivo se trabaja la atención, la planificación, la velocidad de procesamiento, la flexibilidad cognitiva, la capacidad visoespacial… Son áreas deficitarias en los niños con TDAH. Y también se trabaja la parte emocional.

'En el ajedrez, cuando pierdes, es culpa tuya. No le puedes echar la culpa a nadie'

XL. ¿Por ejemplo?

M.R. La empatía, que implica ponernos en la piel de nuestro rival para entender qué está pensando. Y la tolerancia a la frustración: a todos nos viene bien saber perder… Forma parte de la gestión de las emociones. Cuando pierdes tienes que controlar tus emociones. Y cuando ganas igual. Tienes enfrente a una persona que ha perdido y no puedes dar rienda suelta a la euforia.

XL. Aceptar la derrota, o que te has equivocado, no es fácil…

M.R. No es fácil. Pero en el ajedrez no tienes más remedio. Eso lo noto mucho comparándome con gente de mi edad. Ante los problemas, yo busco soluciones en lugar de lamentarme. Estoy tan acostumbrada a perder, desde que empecé a jugar al ajedrez con cinco años, que ese dolor y ese sentimiento de pérdida los gestiono de manera automática. Ese dolor te hace más fuerte o, por lo menos, más resistente mentalmente. Además, en el ajedrez, cuando pierdes, es culpa tuya. No le puedes echar la culpa a nadie.

XL. Leí que hace años unos cosmonautas rusos acabaron a puñetazos en la estación espacial por una discusión en una partida de ajedrez. Y yo pensaba que era un juego pacífico…

M.R. [Ríe]. Durante una partida tu cuerpo genera mucha energía, a nivel hormonal. Y no la puedes descargar. Estás sentado con alguien que te está haciendo sufrir delante tuya y no puedes canalizar todas esas emociones, corriendo o gritando, como en otros deportes. Cuando la partida termina hay un desplome de energía, tanto si ganas como si pierdes. Y si te ganan, duele más, porque te han ganado intelectualmente. Te toca el orgullo.

XL. O sea, que es un deporte que puede ser violento…

M.R. Es un deporte de combate; una guerra entre dos mentes. Tu objetivo es matar al rey del rival. Sin piedad.

XL. Y, sin embargo, también se usa como terapia.

M.R. Sí, es la grandeza de este deporte. Trabajo en un hospital. Y organizo talleres de ajedrez terapéutico para pacientes psiquiátricos de varios tipos: esquizofrénicos, psicóticos por consumo de sustancias, con trastornos de personalidad. Se trata de explorar sus cualidades como entrenamiento cognitivo…

'En diez años veremos a chicas luchando por el título mundial'

XL. ¿Había visto una fiebre semejante por el ajedrez como la actual?

M.R. Para nada. Cuando empecé lo típico era que las niñas jugaran al baloncesto, al voleibol o que hicieran gimnasia rítmica. En mi club éramos dos niñas rodeadas de chicos. Luego fui la ‘rarita’ de la pandilla y ahora, gracias a la serie Gambito de dama y al empoderamiento que le da a la mujer el papel de Beth Harmon, cuando se enteran de que me dedico al ajedrez, me dicen: ‘¡qué pasada!’.

XL. ¿Por qué todavía no hay mujeres en la élite?

M.R. Por varias razones, pero básicamente por dos. Por una cuestión estadística (somos menos jugadoras) y por un factor cultural. Evolutivamente, la mujer está más acostumbrada a colaborar y el hombre, a competir. Es una impronta que nos viene desde las tribus de cazadores recolectores. Además, el cerebro masculino procesa más rápido la información visual, lo que favorece el reconocimiento de patrones sobre el tablero, mientras que las mujeres tenemos más desarrollada la memoria. Pero en diez años veremos a chicas luchando por el título mundial.

'El problema de la adicción es más típico en hombres que en mujeres. Los hombres se enganchan más a los videojuegos y las mujeres a las redes sociales'

XL. ¿Qué tiene que cambiar para que esto suceda?

M.R. Que las niñas sigan jugando cuando llegan a la adolescencia. Llega un momento en que las niñas dejan de jugar, a los 13 o 14 años…

XL. ¿Por qué?

M.R. Porque maduran antes que los chicos, les interesan otras cosas, como quedar con las amigas.

XL. Se percatan de que el mundo no se reduce a un tablero…

M.R. Sí, y se tienen otras prioridades. Además, en los torneos, como compiten menos chicas, no tienen que prepararse tanto para llegar a los trofeos. Los chicos tienen que esforzarse mucho más.

XL. Hay quien no es capaz de priorizar y se engancha.

M.R. Sí, porque la descarga de dopamina durante una partida puede ser brutal. Y eso es algo que hay que aprender a controlar. Si no lo haces, empiezas una partida, y luego otra, y otra… Y no hay quien pare. Pierdes horas de sueño… El problema de la adicción es más típico en hombres que en mujeres. Los hombres se enganchan más a los videojuegos y las mujeres a las redes sociales.

Etiquetas: Ajedrez
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