Truman Capote, sus 'cisnes' y sus fantasmas
Truman Capote, sus 'cisnes' y sus fantasmas
En el futuro, todos tendremos 15 minutos de fama». Lo decía su amigo Andy Warhol, repitiéndoselo como el estribillo de un megahit pop a quien se cruzase en su camino. Pero en el caso de este escritor hedonista, chismoso, homosexual de voz chillona y tendencia al sobrepeso, único responsable de las parties más desfasadas que haya visto Nueva York e inventor del nuevo periodismo, ese cuarto de hora que vaticinaba Warhol se acabó convirtiendo en un pase vip para la eternidad.