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Salud El lado oscuro de los ácidos grasos omega-3

A los ácidos grasos omega-3 se les han atribuido numerosas ventajas para la salud. Pero se acaban de descubrir indicios de que, tomados en exceso, pueden perjudicarnos.

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Viernes, 13 de Agosto 2021, 11:14h

Tiempo de lectura: 3 min

A los ácidos grasos poliinsaturados los vemos casi como una medicina que viene con algunos alimentos. Se dice que impiden los infartos, previenen el cáncer, fortalecen el cerebro y combaten las inflamaciones.

Los fabricantes de suplementos dietéticos obtienen esta sustancia a partir de la grasa de peces o crustáceos y luego la comercializan en forma de unas cápsulas que se venden muy bien. Sin embargo, este presunto remedio milagroso podría llegar a ser nocivo para la salud. Es lo que se desprende de un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Innsbruck y publicado en la revista Nature Communications. Los científicos dieron de comer a ratones un pienso enriquecido con aceite de pescado. Y muchos de los roedores desarrollaron inflamación del intestino delgado. Timon Adolph, uno de los médicos participantes en el experimento, sospecha que «los ácidos grasos poliinsaturados podrían provocar daños en el intestino humano».

Un reciente estudio realizado en Alemania desmiente sus ventajas en la reducción del riesgo cardiovascular

Este investigador está muy interesado en la enfermedad de Crohn, una inflamación intestinal crónica que cada vez está más extendida. Allí donde la gente se pasa al estilo de alimentación occidental, aumenta el número de pacientes que la sufren.

La clave está en la microbiota

No parece que esta enfermedad se herede, sino que está causada por factores ambientales. Fumar incrementa el riesgo y también influye una alimentación inadecuada. La causa estaría en una microbiota intestinal alterada. Muchas de las bacterias que colonizan el intestino dependen de la fibra de los alimentos. Pero, cuando se reduce la ingesta de fibra, algunas cepas de bacterias empiezan a abrir agujeros en la mucosa intestinal, lo que provoca una violenta respuesta del sistema inmunitario.

Ahora consumimos muchos más ácidos grasos omega-3 que hace cien años. Están presentes sobre todo en pescados de agua salada, en la carne y en los huevos

Además del déficit de fibra, los científicos dirigidos por Timon Adolph apuntan ahora a otra peculiaridad de la alimentación occidental: el exceso de grasas. Y no se trata solo de los ácidos grasos saturados presentes en productos como la mantequilla, la carne y la leche, sino también de los ‘buenos’ ácidos grasos poliinsaturados, conocidos como ‘ácidos omega’.

Los habitantes de los países industrializados occidentales los ingieren en unas cantidades mucho mayores que hace cien años. Los ácidos grasos omega-3 están presentes sobre todo en pescados de agua salada ricos en grasas y en el krill antártico, en la carne y en los huevos. «Su consumo, en comparación con épocas anteriores, ha aumentado claramente», dice el doctor Adolph.

A los ácidos grasos omega-3 se los considera un remedio milagroso. Pero, según Martin Smollich, del Instituto de Medicina de la Nutrición de la Clínica Universitaria de Schleswig-Holstein, apenas se puede deducir una utilidad real de los suplementos dietéticos con omega-3: «No hay evidencia racional que permita recomendar los suplementos de ácidos grasos omega-3 con el objetivo de favorecer la reducción del riesgo cardiovascular en ningún grupo de riesgo. Ni para su utilización en la prevención o tratamiento del cáncer, la demencia, las enfermedades neurodegenerativas, la depresión o la caquexia cancerosa y para un uso inespecífico en enfermos críticos», advierte.

→ Básicos para las células. Los ácidos grasos poliinsaturados son elementos básicos de la membrana de las células del cuerpo. Pero pueden descomponerse en sus integrantes químicos y dañar la membrana.

→ Enzima protectora. Para que no se descompongan, existe una enzima que lo impide y así la membrana se mantiene intacta.

→ Posible inflamación. Recientes experimentos demuestran que a quienes tienen menos cantidad de esa enzima protectora un exceso de ácidos omega-6 y omega-3 les puede provocar una inflamación del intestino delgado.

→ Agente nocivo. De esos experimentos se deduce que los ácidos grasos omega presentes en la alimentación podrían actuar como un agente nocivo para el intestino.

Etiquetas: Microbiota