Bunbury, héroe sin silencio en Pontevedra

AL SOL

Emilio Moldes

Miles de gargantas acompañaron al zaragozano en las Festas da Peregrina

16 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Da igual que seas Enrique Bunbury. Da igual que te comparen con Raphael o Bowie. Da igual que lleves veinte años de carrera en solitario y que seas uno de los mejores autores en español del planeta. Nunca son demasiadas las ocasiones para reconocerle lo suyo al tipo que hace algo más de dos décadas comenzaba a exprimir el lenguaje y la música para ir dejando atrás la alargada sombra de Héroes del Silencio. Y ayer Pontevedra no perdió su oportunidad. Lo hizo incluso horas antes de que Bunbury se dejase ver en escena. Solo así se explica que al mediodía, con el mercurio acariciando los 32 grados y un sol de justicia (o de injusticia), hubiese quien montara el campamento en primera fila, frente al palco y, con unas sombrilla y una sillas de playa de rayas, esperase sentado al genio zaragozano. Bunbury, quizá porque sabía que eran muchos los que esperaban, no pudo ser más puntual. Empezó incluso con un minuto de antelación sobre la hora prevista. Y abrió el concierto escupiendo desde su garganta eso de que «un hervidero de pensamientos /alimento para los leones / el cerebro como un laberinto / en un nido de especulaciones». Era La ceremonia de la confusión, de su último disco. Lugo, tomó la palabra. Dijo que llegaba a Pontevedra con su nuevo álbum, pero también con un recorrido de todas las épocas. Hubo aplauso general, correspondido con un «estoy encantado de estar en tierras gallegas». Luego, al tajo.

En teoría, se lo ponía difícil al público, apostando de inicio por su último disco, Expectativas. Máxime cuando se trataba de un concierto sin pasar por taquilla, de esos a los que se va sin conocer ni una canción del artista. Pero no. Si ya con el primer tema había acompañamiento coral para el zaragozano, con la segunda pieza de la noche, La actitud correcta, también de su último trabajo, logró poner a cantar a buena parte de la plaza. Será el que algún día fue Héroe del Silencio ahora es héroe, pero sin silencio; con miles de gargantas detrás.