
El grupo catalán trae este fin de semana al Atlántic Fest de A Illa de Arousa la revisión en vivo de «1999», el disco con el que pasaron a ser un fenómeno masivo
25 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.No toca hasta el sábado, pero Julián Saldarriaga ya se encuentra en Galicia. «Estoy con mis amigos Amaro e Iván Ferreiro. Acabamos de comer estupendamente en O Portiño de Vigo», dice el guitarrista de Love Of Lesbian. Pone al manos libres para certificarlo. «¡Me da que estos dos gremlins no me van a dejar hacer la entrevista!», advierte entre risas. Semeja que le estuvieran haciendo cosquillas. Iván interviene: «No, para nada. Nosotros nos callamos y escuchamos todo en silencio». Suenan carcajadas.
En dos días Love Of Lesbian cierra la segunda jornada del Atlantic Fest de A Illa de Arousa (mañana, sábado y domingo, abono para los tres días 55 euros) y que incluye en el cartel también a bandas como Los Planetas, Dorian, Joe Crepúsculo o Marlon Williams. Las catalanes actúan a las dos de la mañana y rendirán tributo a 1999, el disco que los convirtió en una fenómeno masivo. «Cumple diez años y lo revisamos con una banda de once músicos y nuevos arreglos. No llevamos confeti, pantallas ni nada de eso. Haremos solo unos 20 conciertos este verano así»
-Así que han cambiado el confeti por los instrumentos de viento.
-Por ejemplo [risas]. Hemos hecho ese esfuerzo estético de ser una big band. Llevamos una lona preciosa de terciopelo. Es algo más sobrio y no buscamos al ultrabeat y la cosa efectista a la que, seguramente, volveremos a caer en algún momento.
-¿Hay un antes y un después para Love Of Lesbian tras «1999»?
-Sí, aquello nos golpeó en la cara. Yo, por ejemplo, era maestro de colegio hasta entonces. Todos dejamos el curro y nos empezamos a dar cuenta de que se podía vivir de la música, cuando antes habíamos estado compartiendo todo con los trabajos.
-Hubo un concierto suyo en A Coruña en los noventa en la sala Garufa. No fueron más de 20 personas. Si le hago caso a todos los que dicen que estaban me sale que llenaron un estadio. ¿Cuántos había de verdad?
-[Risas] Lo recuerdo. No había casi nadie. Pero eso siempre pasa. En Barcelona Prince dio un pequeño concierto una vez y todo el mundo asegura haber estado allí. Pero igual que recuerdo aquel concierto al que no vino nadie también recuerdo nuestro primer sold out: tuvo lugar en la Fábrica de Chocolate de Vigo.
-Después fueron al Playa Club y ocurrió lo mismo. Muchos iban a ver a un pequeño grupo «indie» y vieron que aquello desbordaba. Y todo antes de «1999». ¿Qué ocurría en Galicia con ustedes?
-La verdad es que Valencia y Galicia siempre tuvimos esa conexión. Empatizaban muchos con nosotros desde el principio. Me gusta mucho. De hecho, siempre que puedo, al venir a Galicia hago como ahora: llego unos días antes o me quedo después. Están aquí los Ferreiro y tengo grandes conversaciones con ellos sobre arreglar el mundo. Además, Iván está enganchado desde hace años con los modulares y ahora me ha construido uno a mí.
-Me sorprende que diga que este verano tienen «solo unos 20 conciertos». ¿Es poco?
-Sí, lo es [risas]. Es un verano bastante relajado para nosotros. Estamos haciendo dos o tres al mes, cuando en una temporada de festivales puedes llegar a hacer ocho o nueve. Se agradece.
-Se les ve como el grupo festivalero por excelencia. «Con Love Of Lesbian se peta», se dice. ¿Qué sería de ustedes sin festivales?
-Es un cierto sambenito que se nos ha colgado. Lo asumes y ya está. León Benavente, Dorian, Izal o Vetusta Morla hacen el mismo circuito. O los propios hermanos Ferreiro. Todos tenemos que aprovechar esas cancha que nos dan. Pero nosotros tenemos otra cara. De hecho, hemos hecho una gira por teatros con marionetas y títeres tocando la cara b de Love Of Lesbian. Lo de los festivales es solo una parte.