La gallega que personaliza muñecas Barbie: «Me dicen que al ver mis fotos creen que son personas de verdad»
AL SOL
Conocida en Instagram como Bonequea, la gallega Sandra Iglesias cuenta también con un blog donde publica tutoriales sobre cómo fabrica sus casas de muñecas al más mínimo detalle: «Ahora estoy montando una casa de varias plantas»
05 ago 2023 . Actualizado a las 14:55 h.Una mujer vestida de rosa posa con una caja de palomitas en la entrada del cine. Va a ver Barbie y, como tantos otros espectadores, lo haría caracterizada de la muñeca de Mattel... si no fuese la propia muñeca. Este modelo, sin embargo, no se puede encontrar en el mercado. Se trata de una Barbie Ooak —One Of A Kind—, que en el argot coleccionista significa única. Es una creación de Sandra Iglesias, una gallega de las Rías Baixas que ha hecho del icono de Mattel una auténtica influencer. Ella misma las personaliza, las coloca en un escenario real y les saca fotos para compartir en Instagram, donde suma más de 23 mil seguidores bajo el nombre de Bonequea. «Es todo un piropazo cuando me dicen que al ver mis fotos creían que lo que salía eran personas de verdad», confiesa. Por si fuera poco, también tiene blog donde comparte tutoriales de cómo fabrica creaciones como una cocina en miniatura y con todo detalle: «Ahora estoy montando una casa de varias plantas».
«Creo que soy fan de Barbie desde la primera vez que le vi una a mi vecina mayor. Fue un flechazo absoluto», cuenta sobre el origen de su afición, que, curiosamente, coincide con el auténtico origen del juguete de Mattel: «Me fascinó esa muñeca adulta, tan sofisticada y con complementos estupendos, que además no tenía nada que ver con los típicos muñecos bebés que copaban el mercado». Y desde entonces, han sido inseparables. «Empecé a coleccionar con 8 años y no paré desde entonces», confiesa, aunque reconoce que su forma de disfrutar de la muñeca ha cambiado con el paso de los años, al igual que lo ha hecho el propio mundo del coleccionismo.
«De considerar que sacarlas de sus cajas era poco menos que una herejía, la tendencia actual —de la que puede presume con orgullo de ser una de sus precursoras— es ponerles cuerpo articulado y hacerlas lo más únicas posible, bien sea con pelo nuevo (el injerto se llama reroot), bien modificando su maquillaje de stock (repaint) y, desde luego, vistiéndolas con modelazos actuales», explica Sandra, que señala que existe todo un mercado de modistas en miniatura «que hacen verdaderas obras de arte». Fruto de ese proceso de modernización, el coleccionismo se coló, como las Barbie de Sandra Iglesias, en las redes sociales: «Mattel se dio cuenta de este filón, y ya en 2014 abrió su cuenta, en la que la presenta como una influencer más».
Nada que envidiar, porque la cuenta de Bonequea cuenta con más de 23 mil seguidores. «Es todo un piropazo cuando me dicen que al ver mis fotos creían que lo que salía eran personas de verdad», celebra, antes de señalar que el coleccionismo de hoy no se puede entender sin redes sociales: «Para que te hagas una idea, el grupo de Facebook de Coleccionistas de Barbie en España tiene más de 3.500 miembros, y cada año en octubre organiza una convención en Madrid para casi 200 asistentes». La mecánica se repite en otros eventos, en ciudades como Lisboa, Milán, París o Roma, e incluso al otro lado del charco, en Estados Unidos. «Somos una comunidad muy activa y viajera», señala.
Ooak, el arte de personalizar muñecas para que sean únicas
Sandra ya ha recorrido medio mundo con sus muñecas personalizadas. «Por muy fan que sea, el modelo de Barbie rubia sonriente de ojos azules me aburre bastante. Ahora hay mucha diversidad, pero hace años, al menos aquí, no era tan accesible, así que muy pronto me animé a hacerles pequeños cambios, como el color de ojos o ponerles pecas», cuenta sobre el origen de esta afición.
Aunque ahora Bonequea es toda una «influencer» y ya tiene su propio estilo, cuenta que el proceso tuvo sus luces y sus sombras. «Me llevé muchos disgustos por el camino, destrocé unas cuantas, pero una vez que fui mejorando la técnica y comprobé su resistencia, me fui animando con cambios más radicales», relata. El resultado es una muñeca única, algo que el argot coleccionista se conoce como Ooak, siglas de One Of A Kind, traducido del inglés como único en su especie.
En cuanto a la ropa y los complementos, como una pequeña barra de pan o una cámara de fotos diminuta, con los que posa Barbie en el perfil de Bonequea, reconoce que son comprados por una cuestión de calidad. «Busco un efecto real en mis fotos, que parezca una persona, y esa veracidad pasa por utilizar miniaturas de mucha calidad, que artesanalmente no siempre se consigue. Además, soy muy despistada y tengo prohibido usar el horno para calentar las piezas modeladas, mejor no cuento cómo llegamos a este punto», cuenta entre risas.
El siguiente paso es la sesión de fotos, que varía en función de la ubicación. Si son en exterior, las hace rápido y con el móvil, casi de forma improvisada. Sin embargo, cuando se trata de interiores, su casa se convierte en un lienzo. «Me encanta diseñar habitaciones, con paredes que combinen con los muebles y la ropa de la muñeca, haciendo muchos cambios durante el proceso. He preparado muchos tipos de suelo en madera y otros materiales, lo mismo que paredes», explica.
Casas de muñeca con todo detalle
Y es que otra de sus vertientes artísticas se centra en la arquitectura y el diseño de interiores... en miniatura. Bonequea cuenta también con un blog donde publica, entre otros contenidos, tutoriales de cómo fabrica, por ejemplo, una cocina para Barbie con todo detalle; con sus azulejos, su nevera estilo años 50 y su diminuta máquina de café. «Lo primero es proyectar mi idea, que suele ser muy estupenda; luego el desarrollo, que suele ser muy accidentado porque las prisas y la torpeza son siempre mi compañía; y, finalmente, el desenlace, que suele parecerse muy poco a la idea original», relata divertida.
Esta afición, como su amor por Barbie, nació cuando aún jugaba con la muñeca de Mattel. «Ya desde pequeña me gustaba montar casas con cajas de cartón, tiendas con cosas que encontraba por casa… pero desde luego nada que ver con ahora. Creo que siempre me han fascinado las casas de muñecas tipo victoriano, y ahora lo que estoy haciendo es adaptarlas a una escala más grande y más moderna», cuenta Sandra Iglesias, que ahora tiene entre manos una casa de varias plantas. «Voy muy lenta, por falta de tiempo. Tener que trabajar para pagar este vicio es una lata», bromea.
Pero ese «vicio» sano le ha reportado experiencias más que positivas y, además conocer a coleccionistas y viajar por ciudades de todo el mundo, le ha servido para ayudar a los demás. No en vano, su proyecto más especial tiene fines solidarios. «Cada año dono una Barbie Ooak, pintada y vestida por mí, que se subasta por la Spanish Doll Convention, y lo recaudado se entrega íntegramente a la Fundación Aladina», cuenta con orgullo.
Antes de que el mundo se tiñera de rosa e incluso antes de que la película de Greta Gerwig fuese siquiera un proyecto, esta gallega de las Rías Baixas ya había decantado su amor por Barbie. Aunque existen otros modelos «inspirados en la idea de muñeca adulta vestida a la moda», para ella la versión de Mattel «es la primera, la más especial e icónica».
Más de seis décadas después de su lanzamiento y pese a que cuenta con tantos detractores como seguidores, Barbie sigue enamorando a generaciones de niños, niñas, hombres y mujeres por todo el mundo. Su éxito, cree Sandra Iglesias, radica en «su capacidad de adaptarse a los tiempos». No hay más que analizar una de sus últimas campañas, con apuestas inclusivas como la Barbie con síndrome de Down. «Sin duda ahí estuvo el germen de la película de la que todo el mundo habla ahora», concluye.