El Albariño se puso la capa y cerró cinco días de fiesta sin tregua

Bea Costa
bea costa CAMBADOS

AL SOL

Salvador Sas | EFE

El Capítulo Serenísimo entregó sus distinciones anuales mientras una multitud brindaba en A Calzada

05 ago 2024 . Actualizado a las 08:42 h.

Las capas de los cabaleiros y donas del Capítulo Serenísimo do Albariño volvieron a desfilar por Cambados con motivo de la Festa do Albariño. Desde ayer, la orden cuenta con cinco nuevos miembros que prometieron lealtad al príncipe de los blancos en un acto celebrado al mediodía en el patio de armas del palacio de Fefiñáns (Cambados) con el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, como maestro de ceremonias. Se estrenaron en estas lides la conselleira de Medio Rural, María José Gómez Rodríguez, la bodeguera de Rectoral do Umia, Miriam Vázquez, el presidente de la Diputación de Pontevedra, Luis López, el director xeral en el Ministerio de Relaciones con la Unión Europea, Luis Sánchez Merlo, y el viticultor y socio fundador de Bodegas Martín Códax, José Ramón Villanueva Piñeiro. Además de su investidura como miembros de la orden, también se entregaron las distinciones de Albariñenses de Honra, las Follas de Prata y a los Xóvenes Albariñenses.

Los actos del Capítulo Serenísimo se completaron con un vistoso desfile que recorrió parte del casco histórico y que en esta ocasión contó con representantes de más de 40 cofradías enogastronómicas, entre ellas las dos últimas incorporaciones: la Orde do Cocido de Lalín y la Confraría dos Vinhos do Douro.

Los participantes sudaron la dota gorda bajo unas capas y sombreros poco propicios para jornadas como la vivida este domingo, pero ni un sol de justicia fue capaz de parar la fiesta en Cambados. Al contrario. Mientras los estandartes lucían en la plaza de Fefiñáns, en los puestos del vino del paseo de A Calzada se daba buena cuenta de los rías baixas y otras viandas y se bailaba al ritmo de la música. Fueron cinco días para brindar entre amigos, de reencuentros y desenfreno hasta altas horas de la madrugada que dejaron la factura habitual en estos casos: excesos etílicos, alguna pelea, basura en las calles y atascos.

El alcalde, Samuel Lago, no dejó de agradecer ayer la paciencia de los cambadeses ante estos inconvenientes, pero una fiesta de interés internacional que pone a la villa arousana en el mapa —más siendo este año Ciudad Española del Vino— merece el esfuerzo. Hoy será el momento de recabar las cifras y hacer balance.