Álvaro Rivas, de Alcalá Norte: «Llevo ya dos conciertos en los que al cantar "La vida cañón" me sale un gallo y me estoy empezando a obsesionar»

AL SOL

El grupo madrileño actúa esta noche en el Morriña Fest de A Coruña
25 jul 2025 . Actualizado a las 18:20 h.Alcalá Norte fue la gran sorpresa del pop de guitarras español del 2024. Este año sigue prolongando su éxito en el mundo festivalero. Esta noche está en el Morriña Fest de A Coruña, donde actúan también Beéle, Alleh y Yorghaki, Nathy Peluso y Ozuna.
—¿Está harto de «La vida cañón» o le emociona como el primer día?
—Me pasa una cosa últimamente, alarmante para mi salud mental, Llevo ya dos conciertos en los que me sale un gallo en una sílaba concreta. Me estoy empezando a obsesionar con que no sé cantarla si no canto ese gallo. Además, como todo el mundo graba, eso actúa en mi contra.
—¿Pero se han cansado de ella?
—No, no nos hemos cansado, para nada. De hecho, hubo una vez que nos llevaron a la radio y teníamos que tocar un tema. Por lo que sea, decidimos que no iba a ser La vida cañón y ahora me arrepiento, porque era un momento de mucha exposición donde lo que deberíamos haberles dado era La vida cañón. Sabemos que es la canción que nos va a definir, incluso en los años venideros, por muy bien que salgan las canciones de los próximos discos. Pero también sabemos que ese momento de «vas a tocar a cualquier lado y tocas La vida cañón porque es la que corresponde» se acaba ya. Porque en cuanto despidamos este álbum y empiecen a salir los singles del siguiente, toda visita de promo servirá para vender el siguiente álbum. Así que quedan pocos meses de mucha intensidad de La vida cañón, sobre todo en España. Si vamos a las Américas, pues ahí todavía podemos presentarla. Así que queremos disfrutar estos últimos meses cañón.
—En el 20024 fue una insólita canción del verano, al lado de «Si antes te hubiera conocido» de Karol G. En algunos lugares sonaba una después de la otra.
—Seguro que Rosalía ayudó mucho a eso. La oficina nos propuso echar gasolina al asunto. Que se moviese más por redes y hacer más meme de La Vida Cañón como canción del verano. Que subes ahí en la playita y no sé qué. Pero nosotros decidimos frenar y decir: «Oye, mira, ya hemos perdido un poco el control de esto, ya esta canción se destaca demasiado sobre las demás. Nos parece genial, pero esto ya no es cosa nuestra, sino de la gente».
—Están en el Morriña Fest con los reguetoneros y las estrellas pop juveniles ¿Se ha vuelto Alcalá Norte un grupo «mainstream»?
—Hay un punto nuestro que ha tocado ahí, sí. Pero es complicado. Hasta los Carolina Durante, que son más mainstream que nosotros, luego no suenan en Los 40. Pero sí está ahí Dani Fernández, que queda muy cerca de Carolina Durante. El tema de la radiofórmula al final es un club selecto en el que creo que no estamos aún. Coqueteamos con el mainstream un poco, pero a mi juicio seguimos siendo bastante de nicho. Seguramente, el segundo disco nos confirme más como banda de nicho que como una cosa mainstream.
—¿Se van a hacer más difíciles?
—No, pero vamos a seguir igual. Si hubiésemos abierto un poco las mentes al pop y a la ñoñería, igual podríamos haber seguido penetrando las capas mainstream de la sociedad. Pero creo que no nos ha salido por ahí: no hemos querido forzar nada. De hecho, el Barbosa [batería de la banda] el otro día se enfadó mucho con todos los demás porque, en su ausencia, hicimos una canción. Yo me dejo hacer por los instrumentistas. Llevé mi letra y mi melodía y, por debajo, hicieron lo que les dio a ellos la gana y parecía una canción de Coldplay. El Barbosa se chinó diciendo que eso no era por nosotros. Igual justamente eso era lo que hacía falta para estar con Dani Fernández, pero no parece que vaya a ser nuestra elección.
—Son un objeto de deseo festivalero. Hay festivales en Galicia que les querían este año y no puede porque ya estáis comprometidos con otros. Podrían ser más de los que son.
—Sí, al final es un encaje. Los festis, pues bueno, eso es lo que hay: están cartelizados y se distribuyen por el territorio. Hemos notado mucho interés de los promotores este año. Esperamos que les dure también el año que viene, cuando todavía no tendremos disco nuevo en verano. Pero al menos este año nos lo hemos tomado como el verano en el que demostramos que podemos funcionar en formato festival, y, a mi juicio, lo estamos haciendo. Hemos trabajado muchísimo en primavera para que nuestro directo diera un salto respecto a lo que se veía en las salas durante el otoño y el invierno. Y desde abril, que empezamos con los festivales después de esa preparación intensa, hasta ahora hemos seguido creciendo, simplemente por el hecho de ir rodando. Yo estoy muy contento con lo que estamos ofreciendo ahora, la verdad.
—Veo una fotografía de Alcalá Norte y me recuerda a esos grupos que se formaban en los ochenta con los cinco músicos que había en el barrio, aunque no tuvieran nada que ver entre sí. ¿Se ve muy diferente a sus compañeros?
—A ver, yo me veía muy diferente del resto de mi equipo cuando estaba vendiendo seguros. No me sorprende tanto que funcione, pero sí soy consciente de que entre Carlos y yo hay un mundo en la manera de concebir la vida, las relaciones humanas y la música que hemos escuchado cada uno. Me pasa prácticamente lo mismo con cada uno de los demás. Barbosa y yo quizá nos diferenciamos solo en las pintas, porque compartimos mucha música y también el extracto socioeconómico y el barrio del que venimos. La distancia entre Barbosa y yo es más estética que real, pero con los demás sí: venimos de mundos muy diferentes. Y luego, ojo, porque hay puntos de encuentro —a pares y a tríos— dentro de la banda en cuanto a influencias concretas que facilitan el entendimiento.
—¿Por qué usa casi siempre camisetas de fútbol?
—Me las van dando y, al final, he montado una pequeña colección. De hecho, me costó encontrar la camiseta que lucí en el concierto de A Coruña. Me la regaló un chaval. Es una intervención de una camiseta de la selección de Turquía con el puente de Coruña, la broma esa de turcos y tal. También tengo una del Dépor, pero voy a ir con la de Turquía.
—No sonarán en radiofórmulas, pero sí en muchos programas deportivos.
—Es verdad. Algunos de esos locutores y periodistas incluso nos han contactado. Eso me extraña menos, la verdad. No solo porque yo vaya por ahí con camisetas, sino porque se me cuelan muchas referencias futboleras en las canciones. Además, esa gente a la que le mola el deporte, cuando también le gusta la música, raro es que no tengan cierta predilección por bandas de Manchester, tipo New Order, Oasis y todo ese universo. Entonces, si ya partes de esa conexión, de repente les pones a Alcalá Norte, que apunta a eso, y es normal que se sumen al carro. A mí eso es algo que me pone muy contento. Es complicado lo del fútbol y la música... Estoy seguro de que perdemos a un mazo de peña que podría acercarse a nosotros porque decimos mucho Ronaldo y soy del Madrid, pero bueno, a mí me hace ilusión hacerlo. También sé que hay otros que comulgan muchísimo más, porque les parece que el rock y el fútbol están cerca en su psique, y también en la vía.
—Bueno, ahí tenemos el caso de Oasis, que en su momento hasta hubo un «beef» digital de ustedes con ellos. En alguna entrevista dijo que su deseo sería telonearlos en el 2026.
—De hecho, hoy he tenido una pesadilla en la que salían los teloneros... y no estábamos nosotros. Hoy mismo, tío. No creo que pase, honestamente, porque habrá muchos intereses de sellos discográficos y movidas por ahí. Y bueno, igual ellos hasta tienen sus propios favoritos, yo qué sé. Tú vas a saber por qué, pero en España hoy no somos nosotros. Aun así, vamos a luchar. Nuestro mánager sabe que, más allá de la promoción de nuestra carrera, tiene que lidiar con ese extraño objetivo impuesto por la banda, que es que queremos telonear a Oasis.
—¿Qué es más urgente, telonear a Oasis o participar en «La revuelta», a quien siempre se lo reclaman por redes sociales?
—Yo creo que lo de Oasis... La verdad, recuerdo cuando anunciaron que iba Biznaga a La revuelta, me fijé en cómo crecieron sus números digitales a raíz de su visita a La Revuelta, y fue bastante impactante. No sabría decir exactamente, pero creo que aumentaron un 30 % sus seguidores en Instagram en apenas dos jornadas. No se puede despreciar el impacto de una oportunidad así. Es cierto que, cuando fue Biznaga, quizás el programa tenía más fuerza que ahora. Llevo un par de meses sin seguir tan de cerca lo que ocurre ahí.
— La primera vez que le entrevisté estaba trabajando vendiendo seguros. La segunda, a punto de dejar ese trabajo. Ahora su ocupación principal es la música y le va estupendamente bien. ¿Cambia eso a la hora de componer? ¿Sus canciones nacen desde un lugar distinto?
—Para mí hay un cambio muy claro, que tiene que ver con el tamaño de la banda. Más allá de que, por supuesto, para hacer el primer disco uno tiene toda la vida, y para hacer el segundo apenas seis meses lo que sí noto es que, durante ese tiempo previo al primer disco, también hubo muchos conciertos ante pequeñas audiencias donde probábamos las canciones que íbamos componiendo. Y eso ahora ha desaparecido. Ya no presento las canciones ante el público antes de grabarlas. Solo las comparto con la banda y, como mucho, con un par de personas de confianza. Para mí esa es la principal diferencia entre la composición del primer y del segundo disco: esa prueba en directo que ya no estamos haciendo. Además, se ha dado otro problema: como no somos músicos formados profesionalmente, sino que vamos aprendiendo mientras crecemos, la mayor parte del tiempo de ensayo desde aquellas entrevistas y hoy ha estado dedicada a mejorar la interpretación de nuestro repertorio. Por tanto, los momentos de composición han ocurrido fuera del local de ensayo, y generalmente en parejas o tríos. Eso ha restado cierta espontaneidad y criterio colectivo a las nuevas canciones, que suenan un poco más rígidas, más «de laboratorio», como dice Barbosa.
— ¿Cómo lo van a solucionar?
—Hemos tomado una decisión: hemos ensayado mucho el directo, estamos satisfechos con el sonido que tenemos ahora. De hecho, el otro día El Mundo publicó una reseña maravillosa de nuestro concierto en MadCool en la que nos declaraban vencedores del día, y eso es una barbaridad, teniendo en cuenta la magnitud del festival y el nivel de los artistas que participan. Por eso, hemos decidido que, de aquí a final de año, no volveremos a ensayar el repertorio actual. Todos los ensayos estarán destinados a componer nuevas canciones. Así que confío en recuperar esa magia que Barbosa señalaba como perdida, y que este segundo disco se parezca más al primero.
—Y dejarán de ser ese grupo emergente. ¿Los siguen llamando así?
—Yo creo que seguimos emergiendo. Si después de una gira exitosa de presentación del segundo disco dejan de llamarnos así, lo entenderé perfectamente. Pero por el momento sí, seguimos siendo un grupo emergente. De hecho, nuestra gira de festivales de este verano está pensada para públicos que no tienen ni idea de quiénes somos —y créame que aún hay muchos, más incluso que los que sí nos conocen.