La cantante actúa esta noche en Arteixo dentro de su gira de 20.º aniversario
26 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Es verano y Soraya Arnelas está encantada. «Es una maravilla porque en esta época estival es cuando tenemos la oportunidad de reencontrarnos con nuestro público», dice. Esta noche actúa en Arteixo (praza do Balneario, 20.00 horas, entrada libre) dentro de su gira de 20.º aniversario.
—Escucho sus últimos «singles» y veo materializada a una diva pop.
—Bueno, ahí matizo. Lo mío es más dance, no me considero una mujer pop. A mí me gusta la electrónica, la nocturnidad y las coreografías.
—¿Qué le da a usted eso?
—Adrenalina. Me inspira y me hace soltar un montón de emociones que llevo dentro. Mucha gente piensa que una base electrónica es solo un bombo ahí, a negras y punto. No, hay una parte de la electrónica cantada con grandes divas como Loreen o Kate Ryan, que son estrellas internacionales. Ahí es donde yo me veo, haciendo esa música que me hace estremecer, me pone los pelos de punta y me toca el alma.
—Y genera euforia en la audiencia. ¿Cómo se siente?
—Cuando estamos conectados en el directo me hace despertar mi parte más salvaje. Me despierta algo que podría mover las piedras más pesadas del mundo.
—Aun así, lanzó «El juego de la vida» con Pastora Soler.
—Aunque salió ahora, era algo que habíamos mirado ya hace mucho tiempo. Es un regalo para mis 20 años. Hasta final de año van a pasar muchas cosas bonitas. Este año es un año de celebración en el que me permito hacer todo aquello que me apetece. Estoy en un momento de mi carrera en el que no tengo que seguir una línea purista. Este año toca regalarse cosas bonitas y cantar con una de las mejores voces de este país es un regalo.
—Muchos exconcursantes de «OT» hablan de que primero se dejaron llevar por lo que les decían o les imponían y luego encontraron su libertad artística. ¿Usted cuándo la consiguió?
—Uy, una mujer virgo como yo no se deja llevar en ningún momento. No me gustan las improvisaciones, no me gustan las sorpresas. Me gusta tener todo muy bien atado y agendado. Sigo así, tanto con mi vida como con mi profesión. Desde que salí de OT tenía claro que quería crear un primer álbum. Escuché consejos y recomendaciones, pero yo elegí lo que iba en él. Había muchas opciones y despunté en la música de baile. Desde hace 15 años tengo mi sello discográfico propio. Si antes hacía lo que quería, imagínate ahora.
—Prepara un nuevo disco.
—Se llama Ilúmina, una palabra que no existe. Me sugiere un estado de ánimo: conectar con la esencia y brillar.
—Usted tuvo una canción del verano hace dos años, «La botella».
—[Risas] Sí. Fue de mis últimos singles que hice en Miami con mis antiguos productores. Y la verdad es que sí, fue un temazo que invitaba a recuperar aquel mítico juego de girar la botella y besar al amor del verano. Hicimos un vídeo en el que yo era esa a la que nadie quería besar y estaba dispuesta a besar a todos.
—¿Le gusta la canción del verano?
—Me encanta. Todos tenemos una canción del verano que nos hace recordar los amigos, el cachondeo... Es muy necesario. Igual que todo el mundo tiene una canción de su vida, en verano debería ser obligatorio tener todos una canción propia del verano.