Frescas en la memoria están las huracanadas rachas del Klaus en el interior de A Mariña; el pasado mes de junio fueron las lluvias torrenciales que desbordaron ríos, y esta semana ha sido el fuerte viento en el mar que, unido a una marea casi viva, hizo que las olas se adentrasen en tierra ocasionando un largo rosario de desperfectos. El drama fue mayor porque el temporal se cobró la vida de un marinero jubilado de Burela. Y desde O Vicedo hasta Ribadeo, las olas destrozaron partes de paseos marítimos, instalaciones en playas, movieron y desmontaron escolleras y dañaron algunos puertos.
Es parte del balance, de la larga huella del temporal, que en el Occidente de Asturias también dejó su impronta con imágenes insólitas, como el agua invadiendo totalmente el paseo marítimo de la villa de Luarca -lo que obligó a la policía municipal a cortar el tráfico-. El ímpetu de las olas también dejó su huella en el Museo del Calamar Gigante de Luarca, destrozando la primera planta; en el campo de fútbol de Tapia, que fue totalmente inundado, y en la sede de la cofradía, la Cruz Roja y algunos establecimientos comerciales del puerto de Tapia.
Lista enorme
La lista de daños del temporal de la madruga del lunes al martes es enorme. Al día siguiente se dejaron ver por A Mariña varios cargos de la Administración, desde el jefe del ente público Portos de Galicia -quien habló de daños por valor de entre tres y cinco millones de euros en toda la comunidad-, hasta el jefe provincial de Costas, quien hizo un inventario de daños y al día siguiente lo presentó en Madrid, en el Ministerio de Medio Ambiente, a la espera de recibir instrucciones. Habló de muchos daños, diseminados por toda la costa, pero de escasa consideración. Tampoco faltaron iniciativas del BNG y del PSOE reclamando ayudas a la Administración.
Y para el recuerdo quedaron muchas imágenes, como las que ilustran esta información, que por desgracia cada vez son más habituales.