El pequeño comercio ribadense, presente y futuro

Juan Ramón Canaval

A MARIÑA

22 nov 2018 . Actualizado a las 23:08 h.

En los últimos días viene siendo noticia el difícil momento por el que está pasando el comercio minorista en A Mariña en general y en Ribadeo en particular.

A los elevados costes de alquiler van encaminadas todas las críticas y atribuidas todas las causas de tan desolador panorama. Aunque efectivamente el alza en las rentas de arriendo no ayuda nada, considero que hay otros motivos que inciden de un modo determinante en el estado del sector, veamos:

1- La gente se desplaza. Raro es el día que visitamos Las Termas en Lugo, Parque Principado en Asturias o el Corte Ingles de Coruña que no saludemos a un montón de vecinos.

Aprovechando el viaje hacen sus compras en unos locales bien provistos y con precios realmente competitivos.

En los años setenta y ochenta toda la actividad mercantil y de comercio transcurría en la villa exceptuando algunos momentos puntuales. Por tanto las adquisiciones en ciudades próximas afectó, sin lugar a dudas, al pequeño comerciante.

2- Hoy un importante número de mercancías se mueven por plataformas on-line en

Internet. Aquí tenemos de todo al precio que deseemos. Estoy de acuerdo en que a veces nos pueden meter gato por liebre y que nos gusta ver, palpar y estudiar los productos que pretendemos adquirir; pero esto no es óbice para reconocer que un porcentaje muy significativo del negocio actual se mueve de esta manera.

No estaría de más que las tiendas de modo individualizado o bien en colectivo por medio de la asociación de comerciantes aprovechasen una buena página Web y una plataforma digital para publicitar y ofrecer sus productos al mundo.

3- El problema del abasto. El comercio depende directamente del número de individuos que pueden utilizar sus locales.

¿Qué población tenemos en el Occidente asturiano y en A Mariña que venga a comprar a la villa? La mitad de las ciudades ya mentadas.

Ante esto las tiendas no pueden almacenar una provisión similar o parecida a otros grandes centros comerciales, habida cuenta que no tendrían salida para dichas mercadurías.

4- Creo que habría que cambiar de paradigma. Un comercio con métodos y procedimientos de los años setenta y ochenta carece de futuro, no es viable. No podemos aguantar unos locales con sistemas pasivos, esto es, yo abro la puerta y ya me entrarán los clientes.

El negocio hay que buscarlo fuera de tu tienda. Como decía un conocido empresario ribadense «…o mundo non acaba na Vila Vella».

La capacidad adquisitiva

5- Y por último, nada despreciable, la capacidad adquisitiva en los últimos años bajó un montón. A la gente de a pie no le sobra el dinero. Las tasas de endeudamiento se dispararon en el período previo a la gran crisis y la presión sobre las rentas medias por parte de la administración alcanza cotas alarmantes para aguantar un aparato político sobredimensionado que nada aporta a la felicidad y buen vivir de los ciudadanos.

Yo no pretendo hacer ninguna crítica ni ningún reproche; pero el otro día cuando los escaparates de Ribadeo se cubrieron con periódicos y carteles de Se Vende / Se Traspasa mi corazón se contrajo. ¡Qué pena más enorme…!

En fin, expongo mi opinión y como veo el asunto. ¿Soluciones? Hay. Laboriosas con trabajo… pero hay.

Solamente tenemos que buscarlas y entre todos empujar el carro.