De cuando Mondoñedo tenía 10.460 vecinos, comercios, industrias y préstamos del sindicato católico

MARTÍN FERNÁNDEZ

A MARIÑA

09 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un libro que nació para ser la carta de presentación física y espiritual de Mondoñedo no podía obviar la descripción de la realidad del municipio en 1923. El ayuntamiento tenía entonces 10.460 habitantes y la capital 3.340. La ciudad contaba con alumbrado eléctrico, «varias industrias y comercio importante» y su feligresía abarcaba 62 barrios, entre otros Ambroz, Vigo, Abideiras, Valoria, Estelo, Pumariño, Seibane, Pausalido, Mariz, Barbeitas… Los redactores de Do Noso Lar relatan, con ameno rigor, exhaustiva documentación y gran minuciosidad, la historia de Mondoñedo y de sus edificios más destacados. Y explican que, en ese momento, Argomoso contaba con 265 habitantes, Couboeira 50, Figueiras 140, Lindín 270, Masma 420 y Santa María Mayor, la parroquia más poblada, 916 habitantes.

En el libro, el que era delegado de Mondoñedo y sus Distritos en la ciudad, José Polo Folgueira, firma el artículo El despertar de Mondoñedo. En él, destaca que el municipio está saliendo de la inercia en la que hasta entonces había vivido y que hay grandes esperanzas en un futuro de progreso e industrias. Basa su ilusión en los saltos de agua, las buenas comunicaciones, la fertilidad del valle y los minerales.

Polo Folgueira señala que en 1923 Mondoñedo contaba con comercios de ferretería y ultramarinos, de paños y calzados, de platerías y relojerías, de industrias comunes a todos los pueblos y de otras nuevas entre las que destaca las fábricas de aserrar madera de Hijos de José Mª González, Redondo y Fortunato; las de construcción de muebles de Mourelle y Pernas Salazar; las de cuchillos de Vijande, de chocolate de Mourelle y los hermanos Murias, las de hielo y pasta de Mourelle, los talleres mecánicos de los hermanos Leivas y de Vijande y las diez fábricas de alfarería que exportaban a Galicia y Asturias.

Más que ciudades gallegas

Otro factor de desarrollo de Mondoñedo, según él, era la actividad derivada de la Federación de Sindicatos Católico-Agrícolas en la que tenía notable protagonismo el registrador de la propiedad Antonio Maseda Bouso. De su dinamismo se beneficiaba la ciudad pues en ella se radicaba la Caja Central de Ahorros y Préstamos que había verificado operaciones por valor de varios millones de pesetas. Otra faceta de la Federación eran los Almacenes Cooperativos constituídos para favorecer al consumidor y «oponerse a los exorbitantes precios de los productos que regían como una falsa consecuencia de la gran guerra». En parecida línea, el que sería presidente de la Diputación de Lugo, Emilio Tapia, destaca en la publicación de los emigrantes las buenas dotaciones de infraestructuras y servicios que Mondoñedo tenía entonces, muy por encima, según él, de otras ciudades gallegas.

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En Buenos Aires, de un orfeón en 1903 a una sociedad en 1920

El álbum recrea la historia de los mindonienses en Buenos Aires en un artículo titulado Ayer y hoy. Dice que hasta 1903 «nada se hizo para honrar a la ciudad del Masma» y que ese año se constituyó el Orfeón Mindoniense que se estrenó al año siguiente en un festival en el Velódromo Municipal en honor de la Virgen de los Remedios. Al año siguiente, se recaudaron fondos para dotar al Hospital San Pablo con una vitrina con los más modernos aparatos de medicina. Y tiempo después, la Coral concurrió al certamen del tercer centenario del Quijote y obtuvo un premio. En 1906, organizó varios festivales y cooperó en el homenaje a Pascual Veiga que los mindonienses de Buenos Aires le tributaron con ocasión de su fallecimiento.

El Orfeón Mindoniense se extinguió en 1907 porque la creación del Centro Gallego «restó entusiasmos y menguó su vitalidad» al concentrarse todas las entidades gallegas en «el bello ideal que era hacer la casa común de los gallegos». Así pasaron unos años hasta que surgió la sociedad Hijos de Mondoñedo que «murió antes de abandonar los pañales», dicen. Y poco después, un grupo de mindonienses se asociaron para homenajear a Leiras Pulpeiro y Noriega Varela. Celebraron dos festivales y destinaron lo recaudado a erigir un mausoleo a Leiras ?inaugurado en 1921- y a editar Do Ermo, el libro de Noriega al que remitieron también una medalla de oro.

El 22 de agosto de 1920 nació Mondoñedo y sus Distritos, la editora de Do Noso Lar. Fue en una reunión en la que, a iniciativa de Ricardo Veiga González, participaron Valentín González, Victor Domenech, Ricardo Veiga, Juan García, Alfredo Parga, Ladislao y José Coldeira, Lisardo García, Manuel López Seivane, José Fraga y Nicanor Flores. Celebraron una fiesta y el 31 de octubre nació la entidad.

Sus directivos decían en 1923 que «la caridad se practicó siempre sin ostentaciones, el bien fue lo que nos unió y el amor lo que nos impulsa, nos guía, nos anima y da fuerzas».