«A Paulina Rubio le gustó mucho mi ranchera y subió al escenario conmigo»

Lucía Rey
lucía rey RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Betty Singh renunció a su exitosa carrera artística en México por el amor a un emigrante de Castropol

30 may 2019 . Actualizado a las 11:44 h.

El plató del programa televisivo La Voz Sénior, que emite Antena 3, recibió anoche con todos los honores a Elsa Beatriz Singh Ibarra, más conocida como Betty Singh, una vecina de Ribadeo nacida en Ciudad Obregón, México, hace 66 años y que atesora, además de unas grandes cualidades artísticas, una curiosa historia que hasta ahora solo conocían sus familiares y sus íntimos. «En México tenía una carrera artística, pero renuncié a ella cuando conocí a mi marido y nos enamoramos mucho. Dejé mi país y mi familia, renuncié a todo por el amor maravilloso de un asturiano de Seares (Castropol)», relata la mujer, que interpretó una ranchera que emocionó al público y a los cuatro coaches del programa: Paulina Rubio, Pablo López, David Bisbal y Antonio Orozco.

«A Paulina Rubio le gustó mucho mi ranchera y subió al escenario conmigo para cantar, pero no pude cantarla con ella porque no la sabía. Me dio cosa no haber podido cantar con ella porque no tenía ni idea. Cuando dejé mi carrera me desligué de todo, y las canciones que sé, que son muchas, son de las que sabía antes», explicó Singh, que vive en Ribadeo desde agosto de 1973. Su marido, que falleció hace dos años, era Francisco Fernández Vijande. «Una persona muy conocida y muy querida. Era un comerciante que montó varias empresas y dio trabajo a mucha gente», resalta la mujer, que en Ribadeo llevó una vida «totalmente hogareña, una vida muy normal». «Dedicada a mi familia, a cuidar de mis hijos porque tuve a los dos muy seguidos, con once meses de diferencia. Y cada dos o tres años iba a México un mes y medio o dos a estar con mi familia», explica.

En estas más de cuatro décadas cantó en alguna boda o comida familiar. «Como la voz nunca se acaba, en cuanto había un pretexto ya estaba cantando, pero ya no de forma profesional», señaló la mujer, que conserva las cuerdas vocales en plena forma.

Fue su hijo mayor el que escribió a La Voz Sénior por sorpresa para inscribir a su madre, que pasó «perfectísimamente» unos cástings a los que se presentaron casi 4.000 personas. A las audiciones a ciegas llegaron 45. «Ha sido una experiencia maravillosa, con gente buenísima, maravillosa y con mucho talento», concluyó.

«Después de la pérdida de mi esposo, mi hijo me apuntó por sorpresa al cásting de La Voz»
«Fue un sueño llegar a las ‘audiciones a ciegas’ y cantar en ese plató con el público y los ‘coaches’»
«Abandoné mi corta carrera, pero he sido inmensamente feliz con mi familia en Ribadeo»

Había grabado dos discos e iba a protagonizar una telenovela

Tenía seis años cuando Betty Singh empezó a cantar en el estado de Sonora, México. «Desde que yo me acuerdo me llamaban para programas y concursos en la radio incluso antes de haber televisión», explica la mujer, que también es una gran aficionada a la pintura, y ha presentado varias exposiciones. En su carrera artística hubo un antes y un después de conocer a Luis Pérez Meza (1917-1981), cantante, boxeador y actor mexicano de renombre. «Fue muy conocido, aunque hoy su nombre no dirá nada», añade. «Él iba de gira artística por Baja California y me contrató porque llevaba para su gira un trío, un conjunto, un cómico, otro cantante y quería una cantante de rancheras. Entonces tenía 12 o 13 años. Me llamó y le gustó tanto escucharme que me contrató, y que allí me quiso bautizar como Chabela Mayo», relata. El éxito fue inmediato. «Él fue mi padrino y me puso el nombre con el que tengo los dos discos singles que grabé en México con una de las mejores casas de discos y que se escucharon mucho en el país. Luego iban a hacer un gran lanzamiento e incluso tenía apalabrada una telenovela, pero me enamoré de un asturiano», sonríe.

Tras vivir dos años en Ciudad de México, Singh y su marido se trasladaron a Ribadeo. «Vinimos aquí porque había colegio, buen mercado, buen comercio...», comenta Betty, a la que le gusta cuidarse. «Tengo una voz bastante joven todavía y buena. Quizá soy un poco ‘traga años’», bromea, antes de destacar que fue «inmensamente feliz» con su marido durante 46 años. «Lo volvería a repetir todo ahora mismo», dice.