Alcoa quiere cerrar aluminio en San Cibrao y el apoyo público se queda en palabras

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

El Estado y la Xunta prometieron apoyo para mantener los empleos y la producción

15 jun 2020 . Actualizado a las 19:57 h.

Directamente están en juego 534 empleos de la planta de aluminio de Alcoa en San Cibrao; indirectamente, unos 350 de empresas auxiliares. Por todos esos puestos, más los inducidos, más de 10.000 personas, según fuentes de la Policía Local, se manifestaron ayer en Foz contra la pretensión de la multinacional de cerrar casi en su totalidad la única fábrica de aluminio primario actualmente en activo en España.

Una movilización, en régimen de autoconvocatoria, que se suma a las continuas protestas en una lucha sin cuartel en defensa del trabajo y, al mismo tiempo, de la economía y la sociedad del norte lucense y su entorno. De ahí la consigna «A Mariña sálvase loitando», completada ayer con la representación en el puerto focense de un «SOS A Mariña» dibujado en una explanada con los cuerpos de empleados de la fábrica y de otros participantes en la movilización.

Igual que el pasado día 7 en Viveiro, cuando alrededor de 20.000 personas clamaron contra el cierre, a la movilización de Foz acudieron alcaldes de la comarca y cargos de distintos partidos políticos. José Antonio Zan, presidente del comité de empresa de Alcoa San Cibrao, reiteró la demanda de un marco energético estable que permita a lo que queda de la industria española del aluminio y a otras electrointensivas competir en igualdad de condiciones con otros países comunitarios. El mismo marco que el Gobierno anunció hace más de un año y del que ni siquiera dio detalles. El mismo que antes reclamaba Alcoa, que ahora también alega la situación del mercado internacional del aluminio para despedir a prácticamente todos los empleados de una planta en la que obtuvo beneficios y por la que recibió cientos de millones de euros de fondos públicos durante diez de los doce años de gestión. Enrocada en echar el cierre, tampoco acepta venderla.

Por eso los representantes de la plantilla reclaman la intervención del Estado español. El Gobierno y la Xunta les han prometido apoyo para continuar en activo, manteniendo empleo y producción. Palabras que siguen sin traducirse en hechos, cuando este miércoles y este jueves Alcoa volverá a reunirse con el comité en lo que, por lo que ha trascendido hasta ahora, marcaría el inicio formal del despido de 534 trabajadores, que arrastraría a otros cientos en el norte de Lugo.