Augusto, el hijo músico y emigrante de Pascual Veiga que guardó su memoria

Martín Fernández

A MARIÑA

Retrato de Pascual Veiga na Real Academia Galega
Retrato de Pascual Veiga na Real Academia Galega ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

23 oct 2022 . Actualizado a las 10:36 h.

El Himno Gallego encarna el carácter emigrante de Galicia. Sonó por vez primera en La Habana un 20 de diciembre de 1907 y más de cien años después su partitura original, escrita en A Coruña por Pascual Veiga, volvió a la ciudad. Su hijo, Augusto Veiga Valenzano —músico y comerciante emigrado en Argentina— fue quien salvaguardó ese y otros documentos de su padre para la historia. Y fue su nieta, Pilar Veiga González, la que los donó a la Academia Galega. Entremedias pasaron cosas, no siempre felices.

Pascual Veiga nació en Mondoñedo en 1842 y a los 22 años, cuando era miembro del coro de la Catedral, dejó para siempre la ciudad. Vivía un apasionado romance con Eustorgia Acebo Parga —llamada La Francesita por su belleza y refinados gustos—, hija de José Acebo, un rico abogado que, al morir, nombró tutor de sus cuatro hijos a su hermano, el sacerdote Alejo Acebo. El cura no aceptó aquella relación de su sobrina, sobre todo al ver que Víctor Salvatierra Freire —de Cabarcos (Barreiros), estudiante de Medicina y futuro médico y alcalde de Lourenzá— la pretendía.

Encerrada en Valdeflores

Así que, para que olvidase a aquel músico de incierto futuro, comenzó a castigarla, a vejarla, a infringirle malos tratos. Pero ni así. Entonces decidió encerrarla en el Convento de Valdeflores (Viveiro) y promover una campaña de desprestigio contra Veiga que, hastiado de tanta maledicencia y difamación, marchó a A Coruña y juró que jamás volvería a Mondoñedo. Allí fue organista de la Colegiata mientras su enamorada Eustorgia claudicó y acabó casándose con el médico y alcalde con el que no fue feliz, no tuvo hijos y del que acabó separándose…

En A Coruña, Veiga fundó y dirigió la coral El Eco y el Orfeón con el que ganó el concurso de la Exposición Universal de París. Y se casó, en 1865, con Juana Clotilde Valenzano García, hija de Matías Valenzano Sierra, un músico de origen italiano, lutier y antiguo violinista de la Catedral de Mondoñedo. Tuvieron ocho hijos: Julio, Pascual, Adolfo, Adela, Augusto, María, Blanca y Emilio. Y en 1906, cuando era profesor del Conservatorio Nacional, murió en Madrid. Trasladaron sus restos a Mondoñedo seis años después…

Alguno de sus hijos fue músico, pero destacó Augusto que, en 1894, abrió una Escuela de Música en Betanzos y dirigió una Rondalla y una Orquesta, según Isabel Rei. Se casó en 1900 en A Coruña con Sofía Mª Tella —maestra como su gemela Mercedes, directora de la Normal— y vivieron en Betanzos. Ella falleció en 1902 y once años después él se volvió a casar con Pura González Vázquez y emigró a San Nicolás de los Arroyos, ciudad portuaria sobre el Paraná, de 125.000 habitantes, provincia de Buenos Aires, pero próxima a Pergamino y Rosario, destacada por producir hierro y cereales. Allí regentó un comercio y se dedicó a salvaguardar la memoria de su padre.

Donó la partitura del himno y cartas con Lence y Alfonso Díaz

San Nicolás de los Arroyos tuvo, desde fines del XIX, gran desarrollo económico, alto nivel de vida y mucha actividad mercantil. Allí, Augusto Veiga logró una notable posición como comerciante de tejidos y equipos. Su tienda era una referencia y lugar de encuentro. Incluso el famoso tenor gallego Pepito Arriola la visitaba para hablar de Pascual Veiga —a quien admiraba— cuando cantaba en Rosario o Buenos Aires.

Sin embargo, la mayor trascendencia para Galicia fue la relación y el frecuente contacto que mantuvieron Augusto y Alfonso Díaz, un lugués emigrante en Mendoza que publicó en 1922 en San Juan de Cuyo el libro de poesía Bajo el cielo argentino. Díaz remitió al historiador mindoniense Lence Santar datos muy relevantes, y entonces desconocidos, sobre la vida y obra de Veiga. Todos fueron recogidos por él en las innumerables conversaciones que en San Nicolás mantuvo con Augusto Veiga. Lence llegó a agradecer públicamente tan valiosos datos que, tras publicarlos, fueron la base de estudios posteriores sobre el músico de Mondoñedo.

Augusto Veiga Valenzano y Pura González Vázquez tuvieron tres hijos: Pilar, Pascual y Nicolás. Su hija Pilar Veiga González, maestra, y su nieta, la actriz de cine y teatro, Susana Cheyllada Veiga —hija de Juan Carlos Cheyllada y de Pilar— donaron a la Real Academia Galega, siendo presidente Fernández Del Riego, el legado que con tanto celo guardó en Argentina su padre y abuelo.

El fondo que aportaron —tras mediar el musicólogo López Acuña y el historiador Xosé Ramón Barreiro— contiene variada documentación personal de Pascual Veiga; partituras manuscritas de su autoría y de algunos de sus hijos —Pascual y Julio— así como de su suegro, Matías Valenzano; varias copias de letras para composiciones musicales, impresas y manuscritas, de diferentes autores; la partitura original del Himno Galego; y un árbol genealógico de la familia. Incluye también papeles de Augusto, entre los que destacan su correspondencia con Lence y con Alfonso Díaz.

Cuatro hermanos músicos, un periodista y un contrabajo de su abuelo en la Catedral de Mondoñedo

Los hijos de Pascual Veiga se relacionaron en distinto grado con la música. La vocación les venía por vía paterna y materna pues su abuelo, Matías Valenzano —un italiano que vivió en España a partir de 1875—, fundó la sección musical del Círculo de Artesanos de A Coruña y fue músico de la Catedral de Mondoñedo donde, según Gándara, se conserva un contrabajo hecho por él.

Augusto Veiga Valenzano dirigió en 1894 en Betanzos una “escuela especial de canto, violín y piano”. Su hermano Julio, profesor en ella, fue discípulo del violinista Jesús de Monasterio, concertino de la Orquesta del Círculo de Artesanos —la primera orquesta sinfónica de Galicia— y concertista del Casino Republicano de Madrid (1889). Fue tambien crítico y articulista de la Ilustración Musical Hispano-Americana y compositor de una colección de valses para piano y de melodías para canto y piano. Pascual y Adolfo tuvieron una menor dedicación a la música y Emilio fue director de La Era, un periódico editado en As Neves (Pontevedra) entre 1911 y 1916 que seguía la línea política del influyente diputado ponteareano y varias veces ministro monárquico, Gabino Bugallal. Más relevante para la historia de la música gallega fue José Adolfo Veiga Paradis, un sobrino de Pascual Veiga nacido en Tui en 1885 y premiado en los Juegos de Pontevedra de 1916. Vivió en varios países de América durante algunos años y regresó a España para dirigir la Banda de Valencia de Alcántara, la de Guadalajara, la de Ribadavia y otras. Su labor compositora fue muy destacada con obras como Rapsodia galega, Terra a nosa, A Virxe do Cristal, etc. 

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