Ayer un grupo numeroso de turistas lucenses que viajaban con el Imserso, entre ellos mariñanos, quedaron «tirados» en el aeropuerto en Cataluña. El enfado, lógicamente, ayer por la tarde y por la noche entre ellos era grande.
En febrero otro grupo de gallegos, muchos lucenses, en un viaje también organizado por el Imserso quedó atrapado sin vuelo en el aeropuerto de Almería.
Antes, otro grupo -también del Imserso- estuvo retenido en Ibiza, y otros en Alicante; podríamos continuar así repasando incidencia en los viajes de los mayores. Incluso un grupo quedó ya parado en el aeropuerto en Santiago antes de salir de viaje por falta de avión (al parecer se había averiado), que ya parece el colmo de males para los mayores que deciden realizar sus viajes a través del Imserso.
La iniciativa está muy bien, las personas mayores merecen disfrutar de la vida, han trabajado durante muchos años y se han ganado el derecho al descanso y a viajar y al mejor precio posible para que puedan hacerlo.
Pero, ¿qué pasa con esos viajes? ¿Por qué tantas incidencias con este grupo de viajeros? No hablemos de los hoteles, que daría para otro artículo. De organizar estos viajes para la gente mayor, de sobra merecidos como hemos dicho, que sean en las mejores condiciones. Con el mayor respeto y la mejor disposición. Porque, de verdad, nada de eso se aprecia.