Rodrigo López y Paulino Díaz, cara y cruz en la odisea para conseguir una entrada para la final de Champions, a más de 500 euros

j.a. / m.s. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Rodrigo López Orea
Rodrigo López Orea JOSÉ ALONSO

El tapiego asistirá a su séptima final, de momento todas saldadas con victoria, mientras que el vecino de San Cibrao, que ya vio cinco en directo, se resigna a seguirlo por televisión

24 may 2024 . Actualizado a las 13:23 h.

Rodrigo López Orea, propietario del restaurante-sidrería La Terraza de Tapia de Casariego, y Paulino Díaz, de San Cibrao, representan las dos caras de la moneda en la odisea que están viviendo estos días aficionados del Real Madrid de todo el mundo para conseguir una entrada para la final de Champions que disputará el sábado 1 de junio en Wembley (Londres), frente al Borussia Dortmund. Rodrigo, convertido en talismán del club blanco pues con él en las gradas ganó seis finales de Champions, consiguió su entrada: «No podía faltar». Con él viajará un ribadense, José Aurelio Zapatero, quien le ha acompañado en las últimas cuatro finales.

Rodrigo no ha fallado a su cita con la historia blanca desde el año 2000, cuando el Madrid ganó al Valencia en París. Dos años después, el 5 de mayo de 2002, fue uno de los 51.456 espectadores que tuvo el privilegio de asistir en Glasgow, en el estadio de Hampden Park, a la obra de arte que fue la volea de Zidane contra el Leverkusen. Por la comunión de su hijo, se perdió en el 2014 la final del cabezazo de Ramos en Lisboa, pero acudió a su cita en las tres siguientes: la undécima copa blanca ganada en el 2016 en Milán, por penaltis, al Atlético de Madrid; la victoria en el 2017 frente a la Juventus en Cardiff; la decimotercera copa para las vitrinas blancas, en el 2018 en Kiev, al superar al Liverpool, y la decimocuarta en el Stade de France, en Saint-Denis, el 2022, también frente al Liverpool.

«Zapatero se encarga de todo. Somos compañeros de fatigas y volveremos a estar en otra final. Lo tuvimos fácil para conseguir dos entradas, porque mis hijos y yo somos socios del Real Madrid y dos nos tocaron por sorteo. Después nos movimos por contactos que tenemos para conseguir otras dos, de modo que por primera vez nos acompañarán mis dos hijos», explica Rodrigo López.

Y añade: «Este año nos ha salido por un ojo de la cara. Dicen que hay entradas por 70 euros, pero no sé dónde. Esta vez son carísimas, de 515 euros cada una. No hubo nada más económico. Marcharemos el jueves y regresaremos el lunes después del partido. Esta vez iremos con calma, con vuelos económicos y estancias asequibles, para aprovechar para hacer algo de turismo».

Rodrigo López no es supersticioso, pero le gusta vestir una camiseta del Madrid con el nombre de Modric, mientras que Zapatero luce la de Cristiano Ronaldo. Y augura que, pese al cartel de favoritos, tocará sufrir. «Y despedir a un mito: Kross». Y puestos a pedir, dice que le gustaría que jugase Courtois, «aunque si me guio por el corazón debería hacerlo Lunin».

Paulino Díaz, de San Cibrao
Paulino Díaz, de San Cibrao XAIME RAMALLAL

A estas alturas, la otra cara de la moneda es la de Paulino Díaz, hostelero ya retirado de San Cibrao, Paulino do Boavista, es a sus 72 años un conocido aficionado acérrimo del Real Madrid. Busca desesperado, como muchos otros, una entrada para ver una nueva final de la Champions, esta vez en Londres, pero es misión imposible. Él que lleva ya cinco Champions: Glasgow, Lisboa, Milán, Gales y Kiev, en Ucrania. Siempre que él asistió, el Madrid no perdió. Dice, en broma, que es un «seguro» para el Real Madrid. Pero conseguir una entrada para la final es una batalla muy dura que solo se gana a través de algún conocido bien posicionado.

«Fun a Glasgow, naquel tremendo gol de volea de Zidane ao Bayer Leverkusen; a Lisboa tamén, contra o Atlético de Madrid; a Milán, tamén contra o Atlético; a Cardiff, contra a Juve e a Kiev, en Ucrania, fronte ó Liverpool, pero agora a Londres vai ser imposible". Antes tenía un contacto en una Federación, no era la gallega, curiosamente era la de Tenerife, lograba las entradas, algunas de categoría; «a veces tamén as conseguía a través doutro conocido de San Cibrao cun cargo na Federación galega, pero retirouse xa e é imposible, nada que facer», asume Paulino, que a buen seguro tendrá que ver el partido por la televisión.

«Hai xente, socios do Madrid desde fai 40 anos, que non logran entradas, é moi difícil, creo que a miña racha acabouse en París», asume apenado.