La familia del desaparecido en Ribadeo: «No pararemos de buscarle hasta encontrarlo»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

Imagen de archivo del operativo de la Guardia Civil recorriendo la costa para tratar de dar con Francisco Barcia
Imagen de archivo del operativo de la Guardia Civil recorriendo la costa para tratar de dar con Francisco Barcia PEPA LOSADA

Agradecen el apoyo de los operativos de rastreo y muestran su firme determinación: «Por días que pasen seguiremos buscándolo; era muy metódico, hacía todos los días el mismo recorrido»

09 nov 2024 . Actualizado a las 13:44 h.

Como cada día desde la desaparición el miércoles día 30 de octubre de Francisco Barcia, su esposa, Amada Rodríguez, volvió ayer a recorrer Ribadeo buscándolo. En esta ocasión la acompañó una de sus sobrinas, Isabel, que acudió desde su domicilio en Mañente (Foz). Desde hace ocho días, Amada ha contado con el apoyo de sus dos hijos y de decenas de familiares (algunos llegados de otras provincias), además de vecinos de sus lugares de nacimiento (Amanda en Riotorto y Francisco en A Pontenova), que también se desplazaron a colaborar en los dispositivos de búsqueda, formados principalmente por agentes de la Guardia Civil, voluntarios de Protección Civil y policía local. Para todos ellos tiene palabras de agradecimiento. Y aunque con el paso de los días se diluyen las esperanzas y se mella el ánimo, Amada muestra la firme determinación, de ella y de su familia: «Seguiremos buscando. Por muchos días que pasen, no pararemos hasta encontrarlo».

En las horas previas a su desaparición, Francisco Barcia, de 84 años de edad y con cierto deterioro cognitivo, había dado señales de decaimiento, por lo que Amada estaba muy pendiente de él: «Es un hombre muy metódico, que hacía todos los días el mismo recorrido en sus paseos. Si hacía viento iba hacia Ove y Santa Cruz y si hacía bueno, hacia abajo, hacia el puerto y subía por la estación de autobuses. Ese día lo vi un poco débil y le dije, hoy no vayas a andar, que por un día que no salgas no pasa nada. No me llevó ni tres minutos ir a buscar el pan. Crucé la calle y cuando regresé no estaba en casa y había salido cerrando la puerta con llave». Eran sobre las once de la mañana. La última vez que se vio a Francisco fue ese día a las cinco de la tarde. Lo hizo un vecino que lo vio sentado en un banco en una calle paralela a la avenida de Galicia (donde reside Francisco), a la altura del restaurante A Dorada. Charló con él y declaró que lo vio un tanto alicaído.

Son momentos especialmente duros para Amanda, 58 años casada con Francisco: «Salí del pueblo y me enganchó», recuerda esbozando una tímida sonrisa. Todos los días salen a buscarlo: «En algún sitio estará. A terra non o comeu», comenta su sobrina, Isabel, que se aferra a un hilo de esperanza. Pero los días siguen pasando, Francisco precisa medicación y no se han registrado movimientos en su cuenta bancaria. Amada niega con la cabeza, y expresa un deseo: «Que aparezca. Si no es vivo, por lo menos que aparezca, para enterrarlo y acabar con esta angustia».

Para este fin de semana tienen previsto hacer una batida con más presencia de familiares y amigos. Andarán los lugares que ya se han recorrido muchas veces, pero a pesar de ello son conscientes de que en cualquiera puede seguir oculta una pista, algo que dé con el paradero de Francisco. Amada no se separa del teléfono. Es su vínculo con la Guardia Civil y con la policía, de quien espera noticias, mientras le da vueltas a la cabeza buscando detalles y pistas que no llegan. Isabel apunta: «Meu tío naceu nun pobo de A Pontenova. Quen che dice a ti que, aínda que sempre facía o mesmo percorrido, non lle deu por ir cara o lugar onde naceu? Pero por aí tamén buscamos, un día fomos seis persoas ata o muíño das Aceas, e máis aló, pero nada, nin rastro».

Peinados los acantilados y la zonas que Francisco frecuentaba para pescar, una hipótesis que se baraja es que pudiese haber caído al mar. Lo que tiene claro su familia es que, aunque con el paso de los días los dispositivos oficiales vayan mermando en intensidad y efectivos, en cualquier caso, ellos seguirán buscando, y agradecen la ayuda de todos los que puedan colaborar.