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La grata visita de la musicoterapia a una residencia: «Cuando llego los abuelos están muy pasivos y cuando me voy cambia totalmente la energía»

Yolanda García Ramos
yolanda garcía LOURENZA / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

La terapeuta María Fuente trabaja en varios centros de mayores de A Mariña y Monterroso, estuvo en Edes en Tapia y parte de su formación la recibió en el Hospital Mount Sinaí en Nueva York

31 mar 2025 . Actualizado a las 12:25 h.

Natural de Cercedilla en Madrid, María Fuente llegó al Occidente astur para trabajar en la Fundación Edes. Como tuvo que cambiar la residencia en el Occidente astur a A Mariña, «porque me echaron del piso de Tapia en verano y tuve que buscar otro alquiler» dice, primero vivió en Barreiros y ahora en Lourenzá. En San Adriano. Recientemente ofreció una sesión para adultos en el Albergue Mar e Montaña de Vegadeo, en forma de taller de expresión creativa. Estudió música y cuenta con formación universitaria en Magisterio, siendo licenciada en Historia e Ciencias da Música y habiendo realizado un máster en musicoterapia. Se formó en Portugal, España, México y también en Nueva York, en un centro de referencia como es el Mount Sinaí Hospital, «donde cuentan con más de 30 anos de experiencia de músicoterapia hospitalaria». Allí formó parte en 2019 de un programa organizado por el Louis Armstrong Center Music and Medicine: «Fue un verano, en un international training, donde recibía unas semanas de formación con beca. Me encantó la experiencia porque me di cuenta de que lo que estaban haciendo ellos en el Monte Sinaí lo podíamos hacer nosotros, perfectamente, en España».

Me encantó la experiencia en el Mount Sinaí Hospital de Nueva York porque me di cuenta de que lo que estaban haciendo ellos en el Monte Sinaí lo podíamos hacer nosotros, perfectamente, en España

María Fuente subraya los beneficios de la musicoterapia, que aplica desde los 4 meses hasta el final de la vida. Trabaja actualmente en los CAM de Mosteiro y de Ribadeo donde lleva a cabo un proyecto de envejecimiento activo, en Coidando de Vós en Burela. También trabaja en el CRI O Canteiro de Barreiros e imparte estimulación temprana en la sede barreirense de Apned. A veces, también se acerca al centro burelense M para dar sesiones familiares. Cofundadora del Centro de Innovación de Musicoterapia de Asturias (Cimasturias), ejerció de musicoterapeuta en el CEE Edes de Tapia y formó a personal sanitario en la disciplina en el Hospital de Gijón. También es experta en inteligencia emocional, biodanza, clown, teatro, instrumentos musicales reciclados o mindfulness y de vez en cuando solicitan su labor ayuntamientos asturianos y gallegos. Desde 2013 ha trabajado con embarazadas, bebés, adolescentes,adultos y mayores, en desarrollo temprano, con personas con Trastorno de Espectro Autista (TEA) y síndromes como el de Down, Rett, X Frágil, Tourette, con parálisis cerebral, presos, drogodependientes, cuidadores, profesores y alumnos, para empresas, en geriatría y hospitales abarcando desde oncología, neonatos, cuidados paliativos y personal médico, según explica.

«Dependiendo de la persona que tengas enfrente los objetivos son diferentes»

«Dependiendo de la persona que tengas enfrente los objetivos son diferentes», indica, añadiendo: «Explicando la diferencia entre un concierto en un hospital y una sesión de musicoterapia en un hospital, un músico simplemente va a tocar su repertorio pero un musicoterapeuta, aunque toque la misma canción que ese músico, va a estar pendiente de las constantes vitales de la persona, su respuesta, la velocidad o intensidad a la que tiene que tocar e irá modificando para llegar mejor a ella». «En la actividad de Vegadeo, por ejemplo, para adultos sin un diagnóstico se trataba de conocer y mejorar nuestra gestión de emociones, ayudar a controlar el estrés y la ansiedad, a facilitar la descarga física y emocional, mejorar la comunicación, se trabaja la atención plena porque la música favorece estar en 'el aquí y el ahora' y no deja pensar ni en la lista de la compra, sobre todo cuando uno toca». María Fuente es flautista pero suele utilizar la guitarra para acompañar, aunque lleva consigo un setting de instrumentos musicales donde hay «tambores, maracas, triángulos, claves, caja china, el pito de la chirigota o el kazoo y utilizo también los cuencos tibetanos», describe. Continúa: «Me gusta principalmente la musicoterapia activa en la que suelve haber una canción de bienvenida y un espacio de improvisación».

Experiencia en residencias

«En las residencias el objetivo principal es activar a los abuelos. Cuando llego suelen estar casi dormidos, con la cabeza gacha y postura encogida, muy pasivos, pero cuando me voy están despiertos, más sonrientes y tienen mejor postura. Les va a facilitar que coman mejor, tomen mejor la medicación y estén más orientados pues trabajamos mucho a través de las canciones del ciclo de la vida. Ahora estuvimos con las canciones del carnaval y del Día del Padre y estamos con las de primavera para que los usuarios sepan que ya ha llegado y también les orientamos temporalmente», comenta Fuente. «Mi trabajo en las residencias me encanta. Cuando me voy cambia totalmente la energía», concluye por su propia experiencia. Insiste en que como musicoterapeuta «va a depender muchísimo de las necesidades que tenga el otro. El objetivo común es mejorar la calidad de vida y no es lo mismo trabajar con un niño de dos años que con un abuelo pues los objetivos van a cambiar».