El futuro: ¿un rural sin hortalizas?

Elvira Posada

A MARIÑA

PEPA LOSADA

12 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Que Internet llegue en condiciones a todo el territorio es un derecho. Y que el turismo puede ser un factor puntual de dinamización en determinadas zonas rurales es evidente. Pero ni el turismo ni la conectividad van a resolver el problema de la despoblación de las zonas rurales ni de las consecuencias que lleva aparejadas: la solución sólo puede venir del mismo campo.

Aquí, en A Mariña, tenemos carne y pescado de la mejor calidad. Pero aunque la OMS nos recomienda una dieta que incluya al menos 5 piezas diarias de frutas y verduras, preferiblemente frescas y de producción local, nos es casi imposible conseguirlas a pesar de tener una tierra tan rica. Ya ni siquiera se encuentran en los tradicionales mercados semanales, donde ocupan cada vez más espacio camiones que venden, a través de las grandes cadenas de distribución, limones de Israel, nueces de California, peras de Chile, uvas de la India, kiwis de Nueva Zelanda, plátanos de Honduras, patatas de Egipto o judías de Kenya (obtenidos generalmente en condiciones de trabajo penosas y comercializados con dudosa trazabilidad).

Este sistema alimentario global está cada vez más cuestionado por los riesgos que supone para nuestra salud y soberanía alimentaria, y también por sus propios problemas estructurales (fragilidad de los suministros desde de zonas en conflicto, problemas de trazabilidad, costes medioambientales del transporte o proliferación de especies y enfermedades invasoras, entre otros). Por ese motivo la PAC considera un objetivo esencial para el período 2023- 2027 afrontar el problema del despoblamiento del campo manteniendo viva la economía rural, impulsando el empleo en la agricultura, las industrias agroalimentarias y los sectores asociados.

Aquí en Galicia, ¿estamos avanzado en ese camino? ¿Con qué criterios? ¿No han sido hasta ahora las principales beneficiarias de los fondos europeos las grandes empresas agroalimentarias que con frecuencia desarrollan su actividad en polígonos industriales de zonas urbanas y, en vez de fijar la población en el medio rural, la atraen hacia esos emplazamientos? Sería bueno que se priorizaran, en cambio, las líneas de ayudas a los productores o se promoviera o favoreciera la instalación en el rural de actividades directamente vinculadas al apoyo a los agricultores: bien en la fase de producción ( servicios de maquinaria, insumos, asistencia técnica, etc.) o las derivadas de ella (almacenamiento, transporte, transformación, distribución o comercialización conjuntas)

En este sentido, no estaría de más analizar en profundidad cuáles podrían ser las estrategias de territorio más consecuentes con los consabidos objetivos generales de sostenibilidad, economía circular, alimentación sana y local y fijación de la población en lo rural (¿las aldeas modelo? ¿bonos similares al de la pesca?).

Indicadores claves

Algunos indicadores pueden ser claves para esa evaluación de medidas concretas y eficientes para favorecer el cultivo de productos de huerta de proximidad, sanos y seguros:

  • La creación de infraestructuras comunes de acopio y la articulación de redes que faciliten a los productores la distribución entre los consumidores locales.
  • La racionalización y optimización de recursos, mediante el uso común de infraestructuras para la transformación, al servicio de los pequeños productores para estimular su actividad al evitar el desperdicio, permitirles aprovechar sus excedentes, dar mayor valor añadido a sus cosechas y desestacionalizar sus ingresos.
  • La industrialización del campo pero respetando el medio rural, como una prolongación de la actividad agraria, aumentando la cadena de valor de la producción forestal, agrícola y ganadera mediante procesos de transformación que asienten población y no atenten contra otros recursos ni el medio ambiente.
  • La investigación para explorar una mayor diversificación y mejor aprovechamiento de las tierras, de la producción agrícola y de los residuos generados en las actividades agrarias.
  • Incentivar la instalación en zonas rurales de actividades de servicios o industrias no vinculadas a la producción agraria, pero respetuosas con ella y con el entorno.
  • Implementar medios públicos de transporte adecuados para la movilidad geográfica de los vecinos en el medio rural.
  • Frenar la desaparición de las actividades del sector servicios en el medio rural, revisando los tipos impositivos que se les aplican.

Puede haber otros, sin duda. Pero lo que no debería faltar es la clara voluntad de ponerse a ello si de verdad se quiere remontar la situación actual.