Pasaron muchos años de este titular en La Voz que en su momento sorprendió y tuvo muchísimas visitas y comentarios. Cuando el Burela FS, desde esta esquinita del mapa y con apenas 9.000 habitantes, comenzó a ganar títulos y a teñir de naranja los distintos torneos nacionales e internacionales. El orgullo y la ambición naranjas no pararon y se extendieron por todas partes. Luego ya España se quedó pequeña y se conquistó Europa y el mundo (la Champions y fue nombrado mejor equipo del mundo de fútbol sala femenino). Hasta hoy.
El tiempo pasa pronto. Fueron unos años en los que se hizo historia y ahí quedará en la memoria, aunque la memoria es frágil, sobre todo en este tiempo en que todo transcurre a demasiada velocidad. Tantos que se sumaron al carro de las victorias, ahora que se precisan para arrimar el hombro a lo mejor no están. No todos estarán, seguro. La vida es así.
Vienen días trascendentales para este Burela FS, el equipo -sí- más laureado de Galicia en los últimos años. Puede verse abocado a la desaparición. Aún así, en estas circunstancias tan adversas, con esta afición y esta identificación con el club naranja, el Burela FS ahora sí está en un empeño heroico. En una lucha por sobrevivir, que es mucho más que un título.
Desde Burela se conquistó España, Europa y el mundo. Ahora se dice y ya no asombra a nadie; el logro, el mérito, ha sido enorme. Desde esta perspectiva actual de dificultad se percibe mejor esta hazaña continuada de años. Las reinas naranjas aún están a lo suyo: peleando por más torneos y por la Liga. El equipo masculino no merecía un final tan cruel, ese descenso a Segunda en la última jornada. Y aún así fueron recibidos por aficionados a la vuelta para consolarles y agradecer ese esfuerzo durante la Liga con todo en contra, con mucho trabajo y ganas ya que no podían reforzarse.
Han conquistado el corazón de burelenses y mariñanos. Han sido y son ejemplo de equipo y entidad con una enorme familia naranja detrás que ellos han creado y mantienen, ojalá en el presente y en el futuro.