Los pescadores tienen más moral que el Alcoyano

A.Q.

A MARIÑA

Paco Paredes | EFE

20 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La frase del titular de este artículo no es mía. La escuché en el bar de costumbre cuando un lector que sorbía el café de la mañana ojeaba el diario y se detuvo a comentar la noticia de que en mes y medio de campaña en los ríos de toda Galicia se han pescado solo cuatro salmones, todos en A Mariña, dos en el Masma y otros dos en los tramos gallegos del Eo. Dudoso mérito el de la comarca cuando a perro flaco todo son pulgas. Tirando de refranero o de expresiones populares, la de que los pescadores tienen más moral que el Alcoyano viene que ni al pelo, que es por cierto la tercera frase hecha que coloco en este párrafo.

Se cuenta que cuando el famoso club alicantino iba perdiendo por abrumadora goleada, 13-0, algunos de sus jugadores insistían pidiéndole al colegiado tiempo extra. De ahí la expresión, todo un elogio al entusiasmo en la valoración más benevolente y un símbolo de terquedad o esperanza ciega si se aplica un criterio más ácido.

Desde el pasado 1 de mayo, cada día de campaña, decenas, centenares de pescadores lanzan sus cañas en los cotos salmoneros. Para ellos la afición es lo que cuenta, disfrutar del día, del ritual de la pesca, de la naturaleza, el ambiente. Y vive dios (y dale con las expresiones) que eso es encomiable. Desde fuera, para los bisoños, lo de pescar algo se ve más como cuestión de fe. Pero que el árbol no nos impida ver el bosque (estoy sembrado). Los pescadores no han perdido su habilidad, el problema es que ya no hay salmones. En A Pontenova hay quien recuerda cómo bastaba lanzar el anzuelo asomado a la ventana de casa para pescar truchas en el Eo. En la última Festa da Troita, unos 50 participantes en el concurso se fueron sin pescar ni una. Las aguas de los ríos bajan tristes, extrañando el regreso de sus hijos pródigos.La situación exige de respuestas que deberían de ser fruto del consenso y la ambición. Pero no llegan. Ni llegarán para el rey del río defenestrado. Se entiende, vistas las urgencias de las que están pendientes nuestros políticos. ¿Hay alguien ahí?