Después de mirar todos los vuelos y combinaciones posibles para volar a Roma desde los aeropuertos de A Coruña y Santiago de Compostela, como habían hecho hasta ahora, al final se decidieron a coger rumbo directo desde Asturias, a pesar de quedarles a mayor distancia. La abuela, con su hija, tenía ganas de ver a su nieta de Erasmus en la universidad romana. Esta misma semana mi propia ahijada, que vive en el área de Pontevedra, optó por volar desde Oporto y una amiga suya hizo el mismo vuelo directo a Roma desde Rañón para evitar escalas de 7 o de 9 horas en Barajas o en El Prat; un horror si esa espera coincide además por la noche o en plena madrugada.
Pocos mariñanos habían utilizado antes -años atrás- el aeropuerto asturiano. Ahora sí; es verdad que desde hace años tenemos la autovía del Cantábrico, la A-8 (al menos hasta A Mariña Central), y eso cambió muchas cosas y prueba la importancia de unas buenas comunicaciones. Sobre todo estrechó más las relaciones entre Galicia (y en especial A Mariña lucense) y Asturias. Hoy la cantidad de mariñanos que optan por el aeropuerto de Avilés para algunos de sus desplazamientos internacionales se ha triplicado. Incluso también para el tren de alta velocidad.