Las dos capitales de la Diócesis recordaron al escritor con una ofrenda floral ante su tumba
26 feb 2015 . Actualizado a las 20:14 h.Tal vez sea cierto que, como tantas veces se ha dicho, todo gran escritor ha de aguardar -y a veces demasiado tiempo- por sus verdaderos lectores. Y parece evidente, además, que en estos difíciles tiempos que nos ha tocado vivir no suele celebrarse mucho eso que se ha dado en llamar la alta literatura. Pero Álvaro Cunqueiro, por fortuna, sigue vivo, como sus libros, entre quienes habitan las tierras y las luces que alimentaron su imaginación. Mondoñedo y Ferrol, las dos capitales de la Diócesis -el Mondoñedo en el que don Álvaro nació y escribió y el Ferrol en el que encontró a algunos de sus amigos más leales, Torrente Ballester entre ellos- volvieron a recordar juntos, un año más, al autor de Merlín e familia.
Fue en el Cementerio Vello mindoniense, donde reposan los restos del escritor tras una lápida de mármol que da fe de su deseo de que Galicia viva «mil primaveras máis». El alcalde mindoniense, Orlando González, y el concejal ferrolano Juan Fernández, depositaban a mediodía, para conmemorar el fallecimiento del escritor, sendos ramos de flores. Allí se encontraban, también, el cronista oficial de Mondoñedo, Antonio Reigosa; el músico ferrolano José Manuel Couce Fraguela, uno de los principales promotores del hermanamiento entre la dos capitales diocesanas; y alumnos y profesores del colegio Álvaro Cunqueiro y del instituto San Rosendo. También se rindió tributo, ante sus respectivas tumbas, a la memoria de Pascual Veiga, compositor del Himno Galego y gran amigo del ferrolano Fontenla Leal, y del poeta Leiras Pulpeiro.