El club aéreo de Ribadeo, a un paso de tirar la toalla y cerrar el aeródromo

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

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La puntilla la está suponiendo la subida en el alquiler, de la peseta simbólica que cobraban los Del Pino a 6.000 euros anuales

19 dic 2019 . Actualizado a las 09:06 h.

El futuro del único aeródromo existente en A Mariña, en Vilaframil, pende de un hilo. El Club Aéreo de Ribadeo, que lo gestiona, está a punto de tirar la toalla, después de que las fórmulas ingeniadas durante décadas para sacarle provecho (desde ofrecerlo a empresas privadas para el envío de mercadurías como pescado, a albergar una fábrica de aviones o promoverlo para vuelos turísticos) hayan fracasado. El detonante de la situación es que en la actualidad el club solo cuenta con ocho socios, de los cuales exclusivamente dos tienen avión y no aparece gente joven que quiera tomar el relevo. Y a todo ello se une un factor económico que se antoja decisivo.

Hasta el año pasado, el Club Aéreo de Ribadeo gestionaba las instalaciones de Vilaframil, los hangares y la pista, por un alquiler simbólico de una peseta al año. Era la cantidad que había puesto Rafael del Pino, fundador de Ferrovial, que fue quien construyó el aeródromo para poder volar hasta la casa de Vilaframil en la que pasaba temporadas de vacaciones. Tras fallecer Rafael del Pino y una vez caducado el contrato de arrendamiento de 25 años, la situación cambió. Según explican desde el club aéreo, los herederos elevaron el alquiler anual a 6.000 euros e impusieron la condición de que debían suscribir un seguro con mayores coberturas, cuyo coste en la actualidad supera los 3.000 euros. Este contrato acaba de ser renovado por tres años.

A ello hay que unir otros gastos, como luz y agua, y el mantenimiento del recinto. Pero los ingresos del club son exiguos. «Ahora hay unos aeromodelistas, entre 15 y 18, que usan las instalaciones, a los que les cobramos 15 euros al mes. Y con eso y con las cuotas de socios, y tirando de lo que tenemos en caja, vamos arreglando, pero en cuanto se acabe el dinero, seguir en estas condiciones y sin que aparezca gente nueva es muy complicado. Los gastos se han encarecido mucho y tenemos pensado pedir ayuda a las instituciones. Si quieren que A Mariña continúe teniendo un aeródromo, abierto a quien quiera utilizarlo, deberían contribuir, echarnos una mano», señaló Miguel Díaz, presidente del club aéreo.

«Yo ya no vuelo y cualquier día lo dejaré todo», dice el presidente

«Si no fuera por los ingresos que tenemos de los del aeromodelismo, ya lo habríamos dejado», señala Miguel Díaz. Y es que en su caso, lo único que le une ya al aeródromo es el cariño y la nostalgia, como socio fundador del club que siempre lo gestionó. «Yo ya no vuelo y sigo ahí porque alguien tiene que hacerlo, pero cualquier día lo dejaré. No podemos estar ocho socios cargando con todo esto», concluye.