La actual red general de agua de Ribadeo es una bomba de relojería, que amenaza con dejar al casco urbano sin suministro en cualquier momento. El trazado original discurre por unos 17 kilómetros de cañería desde la captación en el Eo en Vilarbetote, con tuberías de fibrocemento, cuya instalación está prohibida por sus efectos cancerígenos por el polvo de amianto. La red discurre por montes, por zonas de muy difícil acceso y rompe periódicamente.
En este contexto hay que valorar el anuncio realizado por el alcalde de Ribadeo, Dani Vega, días atrás tras reunirse con Alfonso Rueda, que parece ser va camino de hacerse realidad después de que este martes la Xunta confirmase que ultima la licitación de las obras de mejora de abastecimiento de agua de Ribadeo y Trabada, con una inversión de más de 8,5 millones de euros. Lo manifestó Roi Fernández, director xeral de Augas de Galicia, tras la reunión de la Mesa da Auga en Ribadeo. Del total de la inversión la Xunta asumirá 7,5 millones, corriendo el Concello con el resto, estimado en un 20 % del total. Pero Dani Vega manifestó: «As portas están abertas e desde logo agardamos a colaboración por parte da Deputación de Lugo».
La obra tendrá un plazo de ejecución de 15 meses, para renovar la traída en un tramo de 15 kilómetros, desde la estación de tratamiento de Vilarbetote al depósito de Loureiro, que sufre habituales roturas que amenazan con dejar sin suministro a Ribadeo. Roi Fernández expuso los pormenores de la actuación a Dani Vega y al alcalde de Trabada, Rubén García, analizando también otras posibles mejoras en materia hidráulica.
Ahora queda por ver si la Deputación contribuye o no. Pero de hacerse realidad esta obra será una de las mayores inversiones públicas en la historia de Ribadeo. Una obra menos visible que muchas otras, probablemente poco rentable políticamente, pero que resulta imprescindible para garantizar el suministro de agua al casco urbano. Y así debería valorase. Si al fin se ejecuta, claro.