Encantados con un Resu de rock duro y temperaturas suaves: «He venido con 21 amigos y mi meta es quedarme a vivir»
VIVEIRO






Viveiro ya luce de negro con la llegada de los fans, que destacan del festival su localización y su sensación de comunidad
25 jun 2025 . Actualizado a las 17:55 h.Las calles de Viveiro se vistieron este martes de negro en el día previo al inicio del Resurrection Fest, que arranca hoy celebrando 20 años de heavy metal, punk y hardcore. El mejor rock duro, una sensación de comunidad, una localidad acogedora y temperaturas suaves son los ingredientes de un cóctel que los seguidores quieren saborear una y otra vez.
Fiel es Guille Ferrer, que llega desde Madrid. «Llevo quince años viniendo al Resu, vine incluso en el año de la pandemia pese a que no había festival. El sitio donde se celebra es lo que lo hace especial», afirma rotundo. Y se explica: «Tenemos una desconexión del día a día en las grandes ciudades, todo aquí es sencillo y liberador. Y el tiempo es muy bueno, aunque a veces engaña», matiza. Dice que volverá a Viveiro en septiembre, y que su objetivo es «a futuro quedarme a vivir aquí».
Sobre el festival, Ferrer resalta que «está muy bien organizado. Hay mucha fluidez de público, y aunque quizá este es el cartel más flojo que he visto, las bandas que tocan en los horarios intermedios son muy buenas», apunta. Guille viene con otros 21 amigos, nada menos. Uno de ellos es Andrés Carrasco, debutante en el festival, que asegura que «llevamos un solo día en Viveiro, pero parece una semana a nivel de placer». Espera, sobre todo, ver a Korn: «Crecí con ellos, los escucho desde que era un canijo», afirma.
Aunque ayer llevaba una camiseta de Slipknot, otro de los reclamos del Resu 2025, Marta Clavijo también tiene a Korn entre ceja y ceja. «Verlos será quitarme una espinita de la adolescencia», asegura esta jerezana, que llega con amigos de otras zonas de Andalucía, Madrid o Barcelona. «Para nosotros estas son nuestras vacaciones, la emigración anual de las ciudades donde vivimos. Viveiro y el clima son muy agradables. Nos cautivó la sensación de amistad de todo el mundo y el sentimiento de comunidad. Nunca hemos tenido un problema», exponen.
Del mismo buen ambiente hablan Adrián Castro, Judal Mata y José Ángel Arias, coruñeses. «A diferenza doutros festivais, aquí hai unha camaradería moi especial», manifiesta Castro. Mencionan a Judas Priest —«son de los grandes, de los que hay que ver por lo menos una vez en la vida», subraya Arias— pero disfrutan también de la posibilidad de conocer otros grupos musicales.
Al Resu llegarán seguidores de unos 40 países. Del vecino Portugal procede Rafael Pereira, que vino por primera vez en el 2016. Destaca del festival tres puntos fuertes: «Los grupos, el entorno y lo que te ofrece por el dinero que gastas, porque la relación calidad-precio es muy buena». Añade otra cuestión: «Barajamos ir a un festival de heavy metal que se celebra estos días en Lisboa (se refiere al Evil Live Open Air, con varias bandas que coinciden), pero allí se preveían unos 39 grados».
A lo largo del martes, las calles que conectan el recinto de Lavandeiras y las zonas de acampada y hoteleras fueron un goteo constante de asistentes, que se desplazaban para instalarse o, ya acomodados, para recoger su pulsera de acceso al festival. No hubo retenciones de tráfico que sí se prevén este miércoles, aunque ya quedaron cientos de plazas de aparcamiento ocupadas. Entre la noche del martes y la mañana de este miércoles llegará el grueso de seguidores, en sus vehículos particulares y en unos 50 autocares. Hoteles, bares y restaurantes de Covas, Viveiro y Celeiro notaron el incremento de la demanda. Pero no solo en Viveiro tiene impacto el Resu: en O Vicedo el Concello dispuso para acampar el campo de fútbol del antiguo colegio y fletará buses con numerosos horarios.