El deporte, a menudo, es travieso o caprichoso, o las dos cosas. Así lo puede atestiguar Alberto Corbacho, que llevaba 42 jornadas consecutivas en la Liga Endesa anotando al menos un triple. Y ayer se enfrentaba a uno de sus rivales favoritos, al que le endosó en dos ocasiones seis como seis saetas, una la pasada campaña y otra en el partido de la primera vuelta en Sar.
Ayer, en el Palacio de los Deportes San Pablo, hizo cuatro ensayos, y ninguno encontró la red. Se quedó a nueve canastas de igualar el récord de Jimmy Baron, que lo dejó en 52 desde que la línea se retrasó hasta los 6,75 metros. Antes, cuando estaba a 6,25, Rudy Fernández encadenó 68 encuentros seguidos sin faltar a su cita con una diana de tres.
El que demostró que conserva intacta su visión para el pase es Andrés Rodríguez. El base puertorriqueño tuvo una reaparición testimonial frente al CAI Zaragoza, después de seis semanas de convalecencia por una fractura en el quinto metatarsiano. En Sevilla disputó treinta minutos y repartió nueve asistencias.
El que se transformó en la ciudad hispalense fue Levon Kendall, que se fue al descanso con valoración negativa, menos dos, y acabó, de largo, con el mejor expediente. El internacional canadiense, que en los primeros veinte minutos no anotó, terminó con dieciséis puntos, diez rebotes y veintiséis de valoración. Y otro internacional, Salah Mejri, en este caso con Túnez, brilló como nunca en la faceta que más le gusta, la de los tapones. Colocó cuatro.
El caso es que el Obradoiro firmó la duodécima victoria del curso y sigue en la lucha por los puestos del play off. Es una meta que parece tan utópica como en su momento la Copa. Y la Copa se escapó en el último segundo. Ni antes ni ahora varía su discurso Moncho Fernández: «Nosotros tenemos una línea de trabajo, que dice que es entrenar bien el martes, no pensamos en algo que vaya más allá».