Los decanos de la ACB se retan en Sar

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Será el vigesimoprimer duelo entre Fernández y Laso, entre un alquimista y un ganador bajo sospecha

15 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta es la undécima temporada de Moncho Fernández en el banquillo del Obradoiro, la primera en la LEB Oro y las diez siguientes en la ACB. Pablo Laso cumple diez años al frente del Real Madrid. Y no es fácil compararlos en una escala de méritos, porque no está claro si es más complicado aguantar en un club que sistemáticamente parte con uno de los tres presupuestos más bajos para luchar por el llamado título de la permanencia o dirigir uno de los dos equipos más pudientes con la exigencia de engrosar las vitrinas de trofeos cada campaña.

Sea como fuere, el Alquimista de Pontepedriña lleva ocho permanencias consecutivas. Y de su colega podría decirse que es un ganador bajo sospecha. Desde que llegó a la entidad blanca suma 18 títulos y todavía hay quien defiende que el equipo vence y convence a pesar del entrenador.

Nadie se les acerca

De lo complicado que resulta alargar una etapa en un mismo banquillo dan fe los números. Esta temporada hay cuatro estrenos. Otros ocho técnicos, más los ascendidos Curro Segura y Mumbrú, están en su segundo curso sin cambiar de destino Y completan la lista Pesic, en el Barça, y Carles Durán, en el Joventut, que van por la tercera campaña consecutiva.

Fernández y Laso pueden presumir de lucir etiqueta de técnicos hechos a sí mismos, con mucha mili antes de asentarse en la élite. Y pueden añadir otra cualidad: no se les ha subido el éxito a la cabeza. No se enrocan.

Moncho Fernández empezó en el baloncesto profesional como ayudante de Moncho López en Gijón durante dos temporadas. Las dos siguientes cogió las riendas del equipo asturiano. Y volvió a coincidir con Moncho López dos cursos en el Breogán. De Lugo se fue a Andalucía para dirigir al Villa de Los Barrios tres temporadas en la LEB Oro. El Murcia le abrió las puertas de la ACB y se las cerró después de once jornadas. El Obradoiro lo reclutó en el verano del 2010, logró el ascenso y desde entonces suma 277 partidos con el equipos santiagués en la máxima categoría.

De Pablo Laso podría decirse aquello de que fue cocinero antes que fraile. En la etapa como jugador, nadie ha repartido tantas asistencias en la ACB como él: 2.896, un promedio de 4,6. Y no será sencillo que le arrebaten ese récord. Como técnico se inició en el Castellón, en la LEB 2. El Valencia le dio la primera oportunidad en la cima, en el curso 04/05. Estuvo 24 partidos en el banquillo naranja. El Alerta Cantabria Lobos lo repescó en la LEB. De allí pasó al GBC, con el que ascendió y en el que estuvo tres campañas más en la ACB, 100 partidos a los que suma 354 con el Real Madrid.

A uno le ha tocado administrar la austeridad y al otro la opulencia. Y cada tarea tiene su intríngulis, porque no es fácil fichar sin apenas dinero y tampoco conciliar egos. Coinciden en que, en última instancia, las características de los jugadores son las que determinan el tipo de juego.

En cualquier caso, los dos han construido equipos identificables. El Obradoiro, por su baloncesto solidario, de muchos pases y muchos bloqueos, muy laborioso y elaborado. El Real Madrid por su dinamismo y su vocación ofensiva, por no poner trabas al talento individual. La gran diferente está en el dinero, en una relación de uno a diez. El talonario atrae calidad, sin chequera hay que tirar de ingenio y horas.

Con más o menos presupuesto, ambos coinciden en una máxima, el deseo continuo de progresar. Cada uno lo expresa de una manera. «Si no mejoras, empeoras», suele decir Moncho Fernández. «Si te conformas, te comen», ha comentado Pablo Laso en más de una ocasión.

La batalla entre los decanos de la ACB está servida. Una más. Será el vigesimoprimer duelo entre Fernández y Laso en la ACB, incluidos los dos del play off y sin tener en cuenta la semifinal de la Supercopa. Alea jacta est.