El inicio del partido ya vislumbraba que la tarde podía ser propicia para un alto ritmo de anotación. Magee sacó su fusil, algo encasquillado en los últimos tiempos, y lideró un parcial de 12-2 de salida. Le acompañaron sin excepción todos sus compañeros en un juego coral repleto de acierto, confianza e intensidad defensiva. Enfrente, un equipo como el Manresa en estado depresivo, falto de confianza y moral tras sus últimas derrotas consecutivas. Las caras de sus jugadores en la pista son fiel reflejo del momento que están pasando.
Brodziansky, Czerapowicz y un Mike Daum muy activo a ambos lados permitieron cómodas rentas durante los dos primeros cuartos, a los que se llegó con una diferencia de 22 puntos tras un estratosférico triple de David Navarro sobre la bocina.
La salida del vestuario amplió la diferencia a 26 y el Manresa decidió parar la sangría con un caja y uno sobre el tirador, ya fuese Magee o Vasileiadis. Algo de efecto tuvo, pues se redujeron las diferencias y llegaron a estar a 15. Los triples de Fletcher Magee y Kostas Vasileiadis cortaron el intento del Manresa y ya el partido se dejó ir hasta el resultado final. Un total de 19 triples, cerca del récord, en una tarde muy inspirada, en donde el Obra se fue hasta los 97 puntos.
Ahora, a Vitoria, cancha difícil, antes del parón por la Copa. La novena ya está en la buchaca y permite afrontar una segunda vuelta con más tranquilidad. Eso sí, el año pasado también teníamos nueve a estas alturas y acabamos sufriendo. La salvación pasa por Sar. Eso lo sabemos los obradoiristas.
Para terminar, quiero dedicar unas palabras a un icono de este deporte, al que nunca olvidaremos y que nos dejó antes de tiempo. Un jugador que marcó una era en el baloncesto mundial y que nos hizo disfrutar muchísimo. Va por ti, Kobe Bryant. Descansa en paz.