Jacobo Rial: «Tenía el pelo largo y hacía mates, no estaba en el perfil de arbitraje»

ANDAR MIUDIÑO

Sandra Alonso

Debutó en la ACB a la par que el Obradoiro y suma ya más de 250 partidos en la élite

22 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No hacen falta muchos minutos de conversación para constatar que Jacobo Rial es árbitro vocacional, a pesar de su incorporación tardía a este universo. Lo disfruta, y esa pasión la traslada al discurso. Buena parte se la debe a su madre, que fue quien lo animó a coger el silbato.

-¿Cómo fue ese curioso inicio?

-Siempre me gustó el baloncesto. Era asiduo jugador de las pachangas en la Resi. Tenía un primo que era árbitro y mi madre me animó a probar, a ver si me gustaba. Empecé de rebote y me enganchó. Desde el primer día.

-¿Cuándo empieza a plantearse que quiere llegar lejos en el arbitraje?

-Fue un proceso súper natural. Cuando empecé nunca pensé en cotas más allá del año siguiente. Me gustaba. Soy perfeccionista y cabezón, intentaba hacer las cosas siempre un poco mejor. Y veía que iba bien. Se fueron dando las situaciones y fui subiendo.

-Pero habrá un momento clave.

-Empecé muy tarde. Dirigí mi primer partido con 20 años. Hubo un momento en que me enviaron a un campeonato de España a pesar de no cumplir los requisitos de edad (máximo de 24 años) y experiencia en Nacional. Me enviaron con 26 y recién ascendido. Fue la primera vez que me vio la FEB. Salió bien. Y me dije que si vieron algo en mí...

-Algo de destino hay.

-Sin duda. Además, no estaba en el perfil de arbitraje. Tenía el pelo largo, trenzas, en los descansos me ponía a hacer mates... De hecho en Noia rompí una canasta... No daba mucho el perfil, no.

-¿Qué es lo más difícil?

-Con diferencia, la toma de decisiones. Juega gente muy grande, en un espacio pequeño, se generan muchas situaciones de contacto y tienes que tomar muchas decisiones y muy rápido.

-¿Se gana uno bien la vida como árbitro?

-Es un poco engañoso. Ahora trabajo como coordinador de una instalación deportiva, pero antes tuve que dejar tres ocupaciones. Cuando llegas al jefe y le dices que tienes un partido entre semana, al principio te dicen que muy bien. Pero luego llega un momento en que te dicen que tienes que elegir. ¿Se gana un dinero? Sí. Pero nuestra edad de jubilación, a no ser que lo cambien, está entre los 50 y los 55. Tienes que pagarte los Autónomos. Es un tema complicadillo.

-Y hay mucho más que las dos horas de partido. ¿Cómo es una semana tipo?

-Empiezas la semana haciendo un informe del encuentro que has arbitrado el sábado o el domingo. Tienes que ver todo el partido, analizar tanto los aciertos como los errores, y ver por qué has fallado cuando es el caso. Hay que entregarlo antes del martes a las 9 horas. Semanalmente tenemos un visionado de jugadas que nos pone el Departamento de Arbitraje. A veces hacemos una web mitin con el director de arbitraje y el cuerpo técnico, en función de ítems que creen conveniente hablar para todos a fin de analizar ciertos detalles. El jueves tenemos que entregar el scouting de uno de los equipos que vas a arbitrar. Tenemos que cubrir una serie de preguntas sobre cómo juegan habitualmente porque si sabes cómo juegan puedes identificar en qué sitios puede haber problemas. O si, por ejemplo, el base dice camiseta o cuernos, y sabes que va a haber un carretón o un bloqueo indirecto, tienes más facilidades para colocarte y ver mejor.

-Si le pregunto por la final de la Copa del Rey del año pasado en el contexto que hacen de autoanálisis....

-Fue un error. A raíz de eso se cambió el protocolo del Instant Replay. Pero hay que tener en cuenta que las imágenes que se veían en la tele no eran las mismas que veían los árbitros. Mis compañeros no tuvieron esa opción. Vieron imágenes en las que no era clara la situación, no cogieron el ángulo correcto. Una de las cosas que se cambió es que en las jugadas de último minuto hay que ver todas las cámaras, lleve el tiempo que lleve. No fue una jugada de error de apreciación. Fue una jugada de no ver lo que pasó, que es muy diferente.

-Más allá de esa incidencia, el Instant Replay lleva un recorrido más tranquilo que el del VAR.

-El baloncesto es un deporte muy especial. Con diferencia, el que más se renueva y evoluciona. Siempre busca la manera de hacer el juego más dinámico y divertido. Si la tecnología, en este caso el Instant Replay, nos permite acertar mas, bienvenida sea.

«En Chantada entré al pabellón con la Guardia Civil»

Veintitrés años pisando canchas de todo tipo y pelaje dan para acumular un sinfín de vivencias, algunas de ellas curiosas.

-¿Arbitrar en Sar es especial para usted, como compostelano?

-No. Como árbitro, cuando llegas a un pabellón no piensas dónde estás. En la ACB es obligatorio que todos los árbitros arbitren a todos los equipos. Al Obra le he arbitrado en casa y fuera. Creo que es la mejor manera de evitar suspicacias.

-¿Notan la presión ambiental?

-Se nota la diferencia entre unas canchas y otras. Hay canchas como las de Manresa o Fuenlabrada en las que los espectadores están a un metro gritando. Realmente no escuchas más que el barullo. Para llegar aquí hemos pasado muchos filtros y categorías en las que hay mucha presión.

-¿Recuerda alguna anécdota curiosa en su trayectoria?

-La experiencia más surrealista fue en EBA. Tenía partido en Chantada y había temporal. Salí cinco horas antes, pero al llegar al alto del Faro estaba cerrado por nieve. Llamé para avisar. Y hablé con la Guardia Civil, para explicarles el caso. Me escoltaron hasta la entrada en el pabellón. Me ovacionaron, porque mi compañero estaba solo. Tengo salido de un pabellón con la Benemérita, pero nunca había entrado con la Guardia Civil.

-¿Alguna vez ha pasado miedo?

-No. Fui campeón gallego de kárate y me sé defender. Pero nunca se dio el caso.

-Sin generalizar, pero diría que son un colectivo bastante dialogante.

-Creo que es necesario. Un porcentaje muy elevado de entrenadores y jugadores tienen un conocimiento alto de las reglas. A lo mejor lo único que te dicen es ¿tú que has visto? Lo comentas y no hay más.

-¿Sigue disfrutando del arbitraje?

-Cada vez más. Siempre estoy deseando que llegue la siguiente designación para ver dónde voy.