Cohen, el fichaje paciente para el «baloncesto único» del Obradoiro

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

Sandra Alonso

No firmó al acabar su etapa universitaria y llega curtido desde el Maccabi

02 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Para fichar a Jake Cohen el Monbus Obradoiro ha derrochado paciencia y perseverancia hasta conseguir incorporar un pívot que ha seguido el camino inverso al de muchos otros jugadores. Porque el club santiagués es de los que suele buscar diamantes por pulir en la liga universitaria americana. Y la primera vez que se fijó en el americano con pasaporte israelí fue en el 2012, recién terminados sus estudios en Davidson. Era la pieza que quería el club para acompañar a Robbie Hummel y Salah Mejri. Pero se lo llevó el Maccabi de Tel Aviv.

En el 2015 el Obra volvió a la carga. En aquella ocasión no pudo con la competencia del Aris de Salónica. Lo intentó de nuevo dos años más tarde, pero el pívot optó por regresar al Maccabi. Y a la cuarta ha sido la vencida.

La lista de jugadores que encontraron en el Obradoiro un trampolín en el que relanzaron sus carreras es amplia: los antes mencionados Robbie Hummel y Salah Mejri, Maxi Kleber, Muscala, Matt Thomas, Caloiaro y un largo etcétera.

Es menos habitual la llegada de baloncestistas que ya vienen curtidos. Y ese es el caso de Jake Cohen, que aterriza en plena madurez después de haber sido capitán del Maccabi de Tel Aviv, con el que ha promediado esta temporada 10,3 puntos (57,2 % en tiros de dos, 40,3 en triples y 87,1 en libres) y 4,7 rebotes en 21,5 minutos en la Liga y 5,4 puntos y 2 rebotes (12.8 minutos) en la Euroliga.

¿Por qué no se animó hace ocho años y dio el sí este verano? El propio jugador explicó las razones en el acto de su presentación: «Solo traté de tomar la mejor decisión en cada momento. Cuando salí de la universidad, mi vida y mi carrera estaban en un punto completamente diferente al de ahora». Y ahora ha coincidido una combinación de factores que le han llevado a firmar por el Obradoiro: «Creo que es un sitio especial. Desde que salí de la universidad ellos han querido ficharme y eso significó mucho para mí. Jugar en la ACB es una gran oportunidad, porque es una liga dura que me presenta un gran reto como jugador».

No se acaban ahí los motivos: «Además, la oportunidad de jugar con uno de mis mejores amigos, Chris Czerapowicz (con quien coincidió en Davidson), es una ocasión que no se te presenta todos los días como profesional, así que cuando surgió la opción de fichar por el Obradoiro me pareció la combinación perfecta de las piezas del puzle, tenía mucho sentido para mí».

Proceso de adaptación

Todavía lleva muy pocas sesiones de trabajo con el equipo, pero ya sabe que le toca adaptarse a un formato muy nuevo para él: «El sistema de juego del entrenador es único, nunca he visto jugar a ningún equipo en Europa como lo hacemos aquí en el Obradoiro. Estoy aprendiendo y ajustándome al nuevo sistema, creo que pronto me haré con él. En todo caso, al final el baloncesto es eso, baloncesto».

Abunda en la explicación de los factores específicos del baloncesto del Alquimista de Pontepedriña: «Hay muchas opciones y diferentes reacciones posibles. El resto de sistemas en los que he jugado son muy concretos en qué hacer y a donde ir. En este el jugador tiene muchísima libertad para cambiar su reacción».

Cohen no se ve como un baloncestista con galones por el hecho de proceder del Maccabi. Espera aportar su experiencia y apela al colectivo: «Lo que nos hará destacar es el equipo, no un jugador o dos».