Un poco de consuelo al final en una tarde negra

Rivera Mozan EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

GUS_CARRASCO

03 abr 2023 . Actualizado a las 19:31 h.

El primer ataque de cada equipo fue totalmente premonitorio de lo que sucedería el resto del partido: por parte del Obradoiro, un ataque en el que todos los jugadores están al servicio de un sistema y que finaliza con un tiro abierto que no tiene éxito, y por parte de Manresa, un bloqueo directo en llegada que finaliza con una bandeja, también errada en este caso. A partir de ese momento emerge la extraordinaria defensa del equipo catalán, con una gran presión al hombre balón y una actividad del resto de los defensores elogiable, ayudándose unos a otros con gran generosidad y colapsando perfectamente la zona, permitiendo los tiros abiertos del Obradoiro. El partido se convirtió en un carrusel de tiros de tres errados por el equipo santiagués y en una sucesión de contraataques y llegadas del Manresa convertidos con un gran porcentaje de éxito, como suele suceder cuando atacas a una defensa cuyo balance, a ratos, parecía inexistente.

Si a eso le sumas la falta de la utilización de las faltas, valga la redundancia, para parar alguno de esos contraataques, el resultado es el que se vio. Y si sigues sumando también que en la defensa ya formada y organizada permites, por errores de concentración notables, que un ex como Adam Waczynski te castigue con un triple en una salida de bloqueo donde nadie ayuda a nadie y te anote otro a pies quietos por sobre ayudar, pues acontece lo que acontece.

Manresa siguió siendo amo y señor del ritmo del partido, tanto en ataque como en defensa, de una manera casi insultante, y nuestro equipo trataba de cambiar el ritmo sobre la pista con alguna defensa zonal que confundió un par de veces al ataque rival, pero no por ello bajaron un ápice su intensidad defensiva y los objetivos claros de la misma.

Si a tenor de las estadísticas generales de ambos equipos en la previa se podía llegar a la conclusión de que para ganar a este Manresa con su estilo de juego es casi obligado meter mínimo 80 puntos, la misión pintaba absolutamente imposible y solo cabía esperar una segunda parte en la cual el equipo pudiera competir de tú a tú al conjunto rival como en el principio del partido.

Sin embargo, el inicio del tercer cuarto ya lo habíamos visto los dos anteriores y en ambos campos; el Manresa dejaba en la retina de cada uno de nosotros una y otra vez acciones defensivas de uno contra uno en las cuales los defensores eran muros infranqueables que iban minando la moral y la estima de nuestros jugadores. Tampoco tenían el más mínimo reparo en colapsar la zona cuando caía algún balón dentro, fuese a través de un pase o de una penetración, obligando a tirar a un equipo que ya anímicamente no tenía la confianza en que esos tiros abiertos encontrasen el aro.

Y el último cuarto, el único interés que tenía era ver si los nuestros daban una mejor versión y encontraban alguna buena sensación en su juego que, al menos, castigue menos mentalmente de cara a la confianza en sí mismos y en el propio juego, y efectivamente así fue. Un poco de consuelo en una tarde negra.

Finalmente, y como reflexión personal, los entrenadores de base deberíamos ver repetido el partido de ayer de Manresa y ver cómo en ataque, con pocos pases y muy bien medidos, junto con unos buenos espacios de juego se puede competir y ganar perfectamente, sin tener que pasar y pasar el balón una y otra vez para nada. Este debería ser un fundamento del juego colectivo: lo poco y breve, dos veces bueno.