El Obradoiro encara los reglajes de un juego interior con mucha miga

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

Sin la figura del cuatro y medio habitual las últimas temporadas, Víctor Pérez prevé una evolución para que Blazevic pueda coincidir con Guerrero o Pustovyi

11 ago 2023 . Actualizado a las 20:46 h.

El Monbus Obradoiro suele ser identificado como un equipo que juega mucho para sus tiradores. No es exactamente así, ya que si por algo se caracteriza es por adaptar el modelo a las características de sus jugadores. Y esta temporada coincidirán en el equipo tres torres en el puesto de cinco y ninguna de esas tres piezas tiene el tiro de tres entre sus habilidades.

Víctor Pérez, el ayudante de Moncho Fernández que trabaja más directamente con los pívots, avanza alguna de las claves de cara al nuevo curso, siempre a expensas de ir introduciendo novedades y ajustes sobre la marcha, en función de lo que vaya pidiendo el colectivo.

En todo caso, el técnico santiagués comienza por significar que hay unos principios y una filosofía que aparecen en todos los perfiles que se puedan hacer del equipo, cualquiera que sea el curso: «Llevamos varias temporadas y se puede ver que somos un equipo en el que nos pasamos el balón, en el que todo el mundo es importante en ataque, en el que no hay dependencia de un jugador estrella, un conjunto solidario en el esfuerzo, que da importancia a cada posesión. Todo el mundo es capaz de identificar esos rasgos, es nuestro ADN, del que presumimos y nos sentimos orgullosos».

A partir de ahí, entra lo de confeccionar trajes a la medida de cada jugador y encontrar las fórmulas que permitan extraer el mayor rendimiento. En la pintura toca un rediseño considerable: «Las circunstancias del mercado y jugadores en la plantilla propició que vayamos a estructura de tres pívots muy habituados a jugar en el cinco, la posición de siempre en su trayectoria, y dos cuatros muy perimetrales». Ve a las tres torres «con capacidad para producir en el poste bajo y el pick and roll, y poner buenos bloqueos».

Falta el perfil del cuatro y medio de temporadas anteriores, el de un pívot que tanto puede abrir el campo con su tiro de tres como hacer daño cerca del aro, casos de Bender, Ellenson, Brodziansky o Kleber, por citar cuatro ejemplos. El que más se puede aproximar a esa dualidad es Blazevic.

Víctor Pérez recuerda que ya la pasada campaña empezó a trabajar en esa dirección en los entrenamientos: «Con la lesión de Alex Suárez, hubo un momento en que estuvo entrenando esa posibilidad de jugar con Rubén Guerrero en pista. No llegamos a probarlo en partido, pero sí en entrenamientos. Fueron un par de meses para una posición en la que seguramente lo veamos con Artem o Rubén en algún momento».

El tándem Oriol-Muscala

Recuerda la temporada en la que Oriol Junyent y Mike Muscala empezaron como cincos del equipo y la idea de que uno fuese el recambio del otro. Pero acabaron formando un tándem que ofreció grandes resultados. «A los entrenadores nos toca buscar soluciones y estructuras en las que los jugadores se encuentren cómodos», apunta Pérez.

Cuando coincidan Álex Suárez o Tinkle con cualquiera de los cincos, el colectivo tendrá más amenaza de tres. Cuando la pareja de interiores sea Pustovyi o Guerrero con Blazevic, la configuración invitará «a buscar más posteos en el cuatro y será un arma táctica más».

En todo caso, y al analizar al equipo en su conjunto, Víctor Pérez resalta que es un plantel «con virtudes para anotar en todas las posiciones». Y añade: «En defensa intentaremos, como siempre, ser más sólidos. El año pasado dimos un paso adelante en ese aspecto y queremos seguir mejorando. Además, la intimidación de Artem nos ayudará a protegernos». Otra seña de identidad será «la velocidad y el dinamismo».

«Será especial volver a trabajar con Artem»

Cuando Salah Mejri realizaba ejercicios específicos con entrenadores de los Dallas Mavericks, más de una vez les comentó: «Esto ya lo hacía yo con Víctor». Tan es así, que desde la franquicia texana llegaron a preguntar en el Obradoiro quien era el tal Víctor, al que se refería con frecuencia el tunecino. El mismo que en una ocasión no dudó en hacer un inciso en una entrevista para recordar que quien le había abierto las puertas de Europa y marcado un punto de inflexión en su carrera había sido el Obradoiro y no el Real Madrid.

El entrenador ayudante de Moncho Fernández tuvo mucho que ver en la forja de aquel jugador. Y también en la de Pustovyi, que llegó muy verde y acabó fichando por el Barcelona. El mismo que ya con la camiseta azulgrana no dudó en entrar en el vestuario santiagués en la última jornada de la Liga Endesa, en Sar, para festejar con el equipo y sus excompañeros la permanencia en la ACB. Víctor Pérez no esconde que será un reencuentro muy emotivo: «Me hizo muy feliz su fichaje. En los tres años que estuvo aquí fraguó una gran relación y será especial volver a trabajar con Artem».

Al comparar al pívot ucraniano que regresa con el que llegó por vez primera a Sar subraya que «es un jugador totalmente diferente». Otra cosa es el análisis respecto al que se fue para firmar por el Barça: «Vuelve con más años de experiencia, más conocimiento de la Liga. Estuvo en equipos importantes como Barcelona, Gran Canaria y Murcia. No tuvo el impacto que aquí en su última temporada, estuvo menos minutos en pista. Pero es un jugador maduro, con mayor conocimiento de los rivales, y también más conocido por los árbitros. Es un jugador mucho más hecho. En Murcia ya se le vio incluso algún tiro de tres puntos».

Tres Tinkle es la cara nueva en el juego interior del Monbus Obradoiro, un ala pívot zurdo con buena mano para la larga distancia que debutará en la Liga Endesa.

Así lo define Víctor Pérez: «Es un jugador con muy buena capacidad para el tiro exterior, un cuatro móvil que en su carrera también ha ejercido la posición de exterior en el tres. Es capaz de poner el balón en el suelo, se siente cómodo manejando la pelota en transición. A lo largo de su trayectoria, siempre ayudó a su equipo en el rebote ofensivo y defensivo y, al propio tiempo, pone mucha energía en el juego en los dos lados de la cancha».