Ninguna ciudad de menos de 100.000 habitantes, excepto Compostela, puede presumir de haber tenido un club de fútbol en Primera División, uno de baloncesto en la ACB y uno de fútbol sala en la LNFS. En este caso, además, con el añadido del título de Copa de España logrado en el 2006 ante tres rivales que reunían las tres mejores plantillas del mundo: el Inter, el ElPozo Murcia y el Polaris Cartagena.
Pisaron el césped de San Lázaro Ronaldo Nazario, Mijatovic, Sucker, Stoichkov, Laudrup, Mauro Silva, Mazinho, Valerón, Zubizarreta... Pisaron el parqué de Sar Schumacher, Marquinho, Luis Amado, Lenisio, Manoel Tobías, Ricardinho, Fernandão, Kike, Javi Rodríguez... Y más tarde tomaron el relevo Juan Carlos Navarro, Doncic, Llull, Tavares, Marc Gasol, Noccioni, Chacho Rodríguez...
Se dice pronto, pero ha sido todo un lujo, envuelto en cierto halo de magia y de misterio porque Compostela siempre ha estado en el furgón de cola en capítulos de apoyo institucional y empresarial en la ciudad, salvo alguna excepción muy puntual.
Sin duda, Santiago y el Obradoiro están ante el reto de consolidar un proyecto deportivo profesional que se sostenga en el tiempo, más allá de los resultados. Y hay indicadores que animan a pensar que esta puede ser la gran ocasión.
Porque a lo largo de estos casi tres lustros el equipo ha concitado una media de espectadores en torno a los cinco millares, que son palabras mayores. Porque en las últimas jornadas la afición se movilizó. Y no es lo mismo un partido que puede decidirlo todo que varios. Porque a pesar de la decepción del descenso Sar transpiraba orgullo e identificación alrededor de un escudo. Y ganas de volver.
La nota de estos trece años, a pesar del descenso, tiene que ser muy alta tanto en el plano deportivo como en el de gestión del club, siempre que las cuentas estén bajo control. En ese caso, y si no emerge una deuda de la que al menos hasta la fecha no ha habido indicios, el Obradoiro cuenta con la inyección de los 500.000 euros que le llegarán desde la ACB. Si se hacen las cosas bien, la historia del baloncesto en Santiago tiene mucho que decir e ilusionar.