Eduardo y los fontaneros, el Obradoiro busca su música

Miguel Gómez

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

27 oct 2024 . Actualizado a las 19:06 h.

Tuve un jugador que formó una banda con unos colegas (de música, de formar bandas de baloncesto me encargaba yo). El grupo tenía nombre, título y portada para su primer disco y título para las 12 canciones que iba a contener. Solo les faltaba aprender música y componer esas canciones.

Con el cadáver del Obradoiro ACB aún de cuerpo presente, el presidente y algún miembro del consejo de administración «prometieron» ascender este año. Teníamos nombre de la banda, portada y título del disco. Me formé en la Universidad de Barrio Sésamo. La historia se entiende mucho mejor cuando sabes quién está arriba, quién abajo; quién delante y quién detrás.

Abajo estamos los aficionados, también llamados sufridores, los que compramos el disco del ascenso antes de que existiesen las canciones (bueno, el disco de la liga regular, porque no incluye play off ni copa), preocupados porque la música chirría.

Delante está la plantilla. Creo que hay dos posiciones mal cubiertas. Falta un jugador exterior, un 3 que dé equilibrio al equipo, especialmente en defensa y en el rebote (en el baloncesto actual, con las rotaciones y cambios defensivos, los jugadores exteriores están muchas veces cerca del aro cerrando el rebote). Cuando Álvaro se recupere, aportará mucho en este sentido. Tenemos virtuosos guitarristas que bordan los solos cuando juegan en transición, pero, sin calidad de rebote defensivo, el equipo corre menos veces de las que quisiera. Cuando toca jugar en estático y ceñirse a la partitura, Jake Stephens no es capaz de marcar el ritmo. Todavía está muy verde en el timing y en los ángulos de sus bloqueos y, cuando le defienden el pop (la continuación abierta), no genera ventajas. Es una apuesta de jugador interesante (buenísima mano, buen pasador), pero que necesita mejorar física y tácticamente. Puede ser el batería para una canción concreta, pero no para un concierto.

Detrás están Gonzalo y sus ayudantes, buscando parches que tapen las carencias del equipo en el corto plazo mientras trabajan en corregir esas carencias a medio plazo (no se corrigen en dos semanas). En Valladolid tiraron minutada de Oliver Stevic. No será un virtuoso para los directos, pero es un batería de estudio excelente. La experiencia es un grado.

Y, arriba, en el palco, está el consejo de administración. Estos son los que más me preocupan. Tienden a ponerse nerviosos como si estuviesen abajo y no arriba, donde, se supone, tienen una «visión global bastante aproximada».

Para mí, que no dejo de estar abajo, es momento de acortar plazos fichando un interior; de tener paciencia con la recuperación de Álvaro; de dejar tiempo a Gonzalo y a sus ayudantes para que enseñen música al equipo mientras tratan de salvar los partidos editándolos con Auto-tune; y de tener mucha paciencia con Jake Stephens. Con esa mano, cada poco que mejore física y tácticamente, es mucho.