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Se enfrentaban en Sar un equipo hecho para correr contra otro que parecía hecho para correr, pero al que la necesidad y la realidad transformaron en uno de los equipos que menos posesiones juega por partido.
Meter la primera canasta se hizo duro. 0-6 y tiempo de Gonzalo (podéis sentaros). Faltaba Davison y fueron los interiores quienes se pusieron a la tarea. Corría mucho y mal Tizona, poco y bien el Obra.
Salva Camps aplaudía la intención a los suyos hasta que, iniciado el segundo cuarto, dejó de hacerle gracia y paró el partido con un 28-18. Tras el tiempo muerto, volvieron los problemas de anotación de un Obra que ya había perdido a Tomeu por lesión y tenía que dar descanso a Stevic y Stephens con dos faltas. Un parcial de 1-9 situó a Tizona a dos puntos. Sobrevivió el Obradoiro a base de tiros libres y logró irse al descanso ganando, aunque fuese por solo un punto de diferencia.
La segunda parte Tizona siguió a lo suyo. Ataques rápidos, el acierto de Jones y derrochando faltas que las da Dios. El Obra aguantó el ritmo gracias al acierto de sus interiores y a lo que, poco a poco, iban sumando Millán Jiménez y Sergi Quintela. Acabó el tercer cuarto 71-69, pero el parcial era poco tranquilizador.
El último cuarto comenzó caótico y desacertado (en 4 minutos el parcial era de 3-5). Nacho Varela se echó la mano a la ingle y pidió el cambio. Gonzalo pidió tiempo muerto. En cinco minutos el Obra había cometido cuatro faltas y Tizona ninguna. Las prisas de los burgaleses eran como los pimientos de Padrón. Peleó el Obra el rebote ofensivo y dos triples de Millán y Micovic pusieron el 84-78 a falta de tres minutos. Gonzalo pedía calma. Jordi Rodríguez no la daba, Leimanis no la alcanzaba y Stephens (buen partido) se emocionó de más. Al banco los dos para acabar con Quintela de base Millán, Micovic, Galán y Stevic. Lo que no se obtenía de primeras, llegaba gracias a la pelea por el rebote ofensivo. Un triple de Millán sentenció una victoria de muchísimo mérito dado el rival y dadas las circunstancias.