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Durante doce años, el del ascenso a ACB y los once siguientes en la máxima categoría, el Obradoiro fue un ejemplo de sensatez y aplomo. Y no es fácil, porque en ese tramo hubo campañas muy tranquilas en el capítulo de los resultados, pero también las hubo muy delicadas. El equipo llegó a verse en puestos de descenso y a encadenar ocho jornadas seguidas sin conocer la victoria.
La duodécima campaña en la ACB estuvo marcada por la lesión de Bender. Aun así, el equipo se clasificó para jugar la fase previa de la BCL. Y lo cierto es que el anhelo por verse en Europa acabó volviéndose en contra. El siguiente curso, azaroso, fue el del descenso.
¿Cuál es la diferencia entre las doce primeras campañas y las dos siguientes? Los clubes son ecosistemas muy frágiles y cualquier alteración puede tener un efecto multiplicador. Pero está claro que las cosas funcionaron mucho mejor cuando la plantilla se dedica a jugar, el cuerpo técnico a entrenar y la dirigencia a cuadrar las cuentas. Fueron años en los que siempre se cumplieron los objetivos deportivos y los presupuestarios. Los problemas empezaron a multiplicarse cuando se rompió ese equilibrio.
Al entrenador que releve a Gonzalo Rodríguez cabe desearle que encuentre la confianza y el apoyo que le ha faltado al técnico santiagués. Porque las temporadas no se deciden en diciembre. Porque solo un equipo asciende directamente y son varios los aspirantes con argumentos. Esa plaza está ahora mismo lejos. No es imposible, pero sí muy complicado poder acabar el curso en lo más alto de la tabla. La otra puerta es la de las eliminatorias y la final a cuatro. Y ahí la clave está en llegar en las mejores condiciones, aunque se pierda por el camino más de un partido de los que se pueden perder.
Raúl López es el presidente de un consejo de administración que ha ido experimentado algunos cambios a lo largo de estos años. Es protagonista principal de esas de esa década larga de tranquilidad, del mejor tramo en la historia del club. Y también es el máximo mandatario en estos dos años en los que la historia está dejando paso a cierta histeria.
Haya o no ascenso, si el día que cierre su etapa al frente del Obradoiro deja como legado una sociedad saneada y sin deudas, será difícil que venga alguien que mejore sus registros. La media de espectadores esta temporada en Sar está por encima de los tres millares. Si consigue mantener ese índice de fidelidad, o mejorarlo, el ascenso siempre estará más cerca. Un año u otro. Sin giros bruscos, sabiendo que los rivales también tienen compiten, que las notas que valen son las finales, no las de los parciales.