El retornado Brodziansky y el mejor Davison impulsan al Obradoiro ante el Valladolid (91-79)

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

El pívot eslovaco, muy ovacionado en su vuelta a Sar, dio un recital en el poste bajo

01 feb 2025 . Actualizado a las 21:28 h.

El Monbus Obradoiro va mejorando poco a poco. Brodziansky, en su reestreno, fue todo un aporte vitamínico, sobre todo en el poste bajo. Ahí ofreció su primer recital. Pero no fue suficiente. Davison firmó su mejor partido de la temporada y Quintela también rayó a un alto nivel ante un Valladolid que nunca se rindió y que llegó a ponerse a solo tres puntos a falta de dos minutos. Acabó doblando la rodilla, 91-79.

Hace un mes estos dos mismos equipos, en la Copa, parecían perdidos. Deambulaban más que jugaban. Los dos han mejorado sustancialmente. Los pucelanos han ganado vigor y movilidad, con y sin balón. Son un colectivo mucho más pegajoso y con más ideas en ataque. Los santiagueses empezaron su recuperación desde la defensa. Y la llegada de Brodziansky añade poder en los dos lados de la cancha.

En el primer cuarto el colectivo de Félix Alonso tomó la delantera en el marcador pero siempre con ventajas muy cortas porque no terminaba de soltarse en ataque ni de cerrar bien el rebote. Se encomendó al tiro de Davison y al buen hacer del pívot eslovaco en el poste bajo frente a un Valladolid que conseguía uno de sus propósitos, el de incomodar, el de hacer sentir su aliento en la nuca.

En el segundo cuarto Iñaki Martín tardó medio minuto en pedir tiempo. Dos recuperaciones locales propiciaron dos transiciones rapidísimas coronadas por Brodziansky para poner el 22-16. Apretando algo más en defensa, otras vez con segundas opciones en ataque y un par de triples el conjunto morado consiguió acercarse a tres: 28-25.

Ahí el partido vivió un punto de inflexión, porque el Obra se desató. Hasta el intermedio endosó un parcial 22-9 con mucho equilibrio entre el juego interior y el exterior, con dos triples de Millán, uno de Davison y uno de Rati Andronikashvili. Y también con un mejor control del rebote debajo de su aro.

Los mayores aplausos en la primera parte fueron para el retornado Brodziansky y para el canterano Alonso Grela, que jugó el último minuto y medio y lo aprovechó. Sobre todo con un robo de balón muy celebrado por la grada.

El partido estaba muy encarrilado para el Obradoiro. Pero quedaban veinte minutos en los que estuvo muy cerca de descarrilar.

De vuelta de los vestuarios el choque entró en una fase de intercambio de canastas que no pintaba bien. El Valladolid, con la muñeca de Kovacevic, la omnipresencia de Wilson y la porfía de Sans no dejaba de producir.

Por contra, los santiagueses empezaron a perder fuelle en ataque, ante una defensa zonal por momentos que les creaba problemas. El Obra superó un momento crítico en el tramo final del tercer cuarto, cuando os pucelanos se acercaron a siete puntos. Un triple de Rati Andronikashvili y una canasta doble de Millán Jiménez inyectaron tranquilidad.

El último cuarto arrancó con un 71-60 y la sensación de que el cuadro local no conseguía dominar, de nuevo con muchos problemas en ataque.

El Valladolid tuvo la virtud de creer. No le llegó por poco, si bien sembró la preocupación en Sar cuando puso el 82-79, en medio de un arbitraje delirante. Tenía el partido donde quería su entrenador, en un final apretado. Acabó decidiendo la defensa local, acompañada de un par de triples de muchos quilates de Davison y de Nacho Varela. El parcial final fue de 9-0 y Sar lo festejó como hacía tiempo.

Ficha técnica

Obradoiro 91: Quintela (11), Davison (19), Micovic (2), Galán y Balvin (10) -cinco inicial-. Brodziansky (19), Millán Jiménez (11), Rati Andronikashvili (11), Nacho Varela (6), Stevic (2) y Alonso Grela.

Valladolid 79: Mike Torres (10), Demers (3), García Abril, Wilson (17) y Vucetic (8) -cinco inicial-. Kovacevic (14), Manchón (10), Sans (9), Mballa (4), De la Fuente (2) y Puidet (2).

Parciales en cada cuarto: 18-15, 32-19, 21-26 y 20-19.