El aceite de las victorias mientras sigue engrasando el equipo

ANDAR MIUDIÑO

Santi M. Amil

16 mar 2025 . Actualizado a las 00:02 h.

Personalizar la victoria en Barcello sería excesivo, pero decir que fue el jugador más determinante del partido no lo es. No solo son los puntos que anotó, sino los que regaló con sus cinco asistencias. Y, por encima de todo, el control en los momentos calientes del último cuarto.

Es una muy buena noticia para el Monbus Obradoiro. Como lo es el haber sacado adelante otro partido áspero, complicado, ante un rival que peleó por su suerte de manera admirable. En la primera vuelta quizás se le hubiese escapado la contienda, porque en cuanto aparecían las curvas el equipo tendía a diluirse. Ahí se dejan notar sobremanera los refuerzos.

Pero hay un pero, que quizás anticipaba Félix Alonso antes del derbi al sacar a colación aquello de que notaba en el ambiente que parecía que el equipo tenía que decantar ya los partidos con sobriedad en el primer cuarto. Y, como bien decía el técnico, esta es una categoría muy traicionera. Y cualquiera le puede ganar a cualquiera. Sobran los ejemplos. Pero queda ese regusto de que este Obradoiro gana y, sin embargo, no gobierna, no acaba de encontrar el molde o la variedad de repertorio para manejar distintas fórmulas en función de lo que requiere cada partido y cada rival.

No es fácil engranar la maquinaria sobre la marcha y, en todo caso, el objetivo es ir paso a paso hasta las eliminatorias por el ascenso. Ahí es cuando toca llegar con todos los resortes bien engrasados. Entre tanto, las victorias son el mejor aceite para conseguir que la orquesta saque brillo a la partitura.