
Entró Leimanis en la convocatoria y nosotros todavía teníamos pendiente el postre. Comenzó el partido, como toda la serie, con Palencia muy pendiente de Barcello y de las continuaciones de Balvin. Así, concedieron dos triples a Brodziansky y a Faggiano, más dos que anotaron Barcello y Davison y provocaron un parcial de 0-12 en apenas dos minutos. Un espejismo. Palencia metió en cancha a Wintering y Kunkel y el Obradoiro se enredó en su rotación. En ocho minutos, solo tres puntos desde el tiro libre. Los locales ya dominaban el ritmo del partido, el rebote y el marcador. 20-15. «¿Ya acabó el primer cuarto? Sácame los plátanos de la mesa 14, que esta gente querrá marchar».
Los locales sabían a qué jugar, a quién atacar y a quién defender; el Obradoiro ponía parches. Los locales no estaban tan acertados como en los partidos anteriores, pero hacían daño una y otra vez en el rebote ofensivo y la ventaja, 8 puntos, empezaba a ser tan preocupante como las sensaciones. No mejoraba el juego del Obradoiro, pero se agarró al carácter de Galán, que se peleó con la capital palentina en particular y toda la Tierra de Campos en particular. Quintela y Barcello, más por orgullo que por claridad de ideas, minimizaron daños. 43-41 al descanso.
En el tercer cuarto cayeron la tercera falta de Barcello y de Kunkel, un triple de Davison a tablero y la lesión de Leslie. El rebote ofensivo y los tiros libres sostenían a Palencia. Davison al Obradoiro hasta que cometió, también, su tercera falta. 59-59 y 10 minutos para pensar en el quinto partido o en otro año en la LEB. Borg y Kunkel penalizaron dos errores groseros y un lamentable balance defensivo para poner 8 arriba a los locales. Dos triples de Davison metieron de nuevo al Obra en partido. Cuatro minutos y los quintetos titulares en pista excepto Kunkel y Faggiano, ambos con cuatro faltas. Al Obra se le trababa la lengua, mientras Wintering y Borg hablaban idiomas. Donde no llegó su clarividencia, llegaron las ganas de todo el equipo. Pelearon y ganaron cada rebote como si les fuera la vida en ello. Lo triste, es que a quien se le iba la vida en cada rebote era al Obradoiro. Todo lo que se me pasó por la cabeza cuando terminó el partido es ilegal, inmoral o engorda.